Los hilos que ilustran esta entrada eran, hace un rato, la espalda (y parte del delantero) de un jersey. Lo he deshecho todo porque, aunque estaba quedando bien, en algún momento me lié con las medidas y las proporciones y estaba quedando muy grande. Demasiado. Le sobraban veinte centímetros de ancho. Así que, aunque me duele mucho deshacer, he deshecho.
Deshacer algo que tenías a medio tejer es aceptar que lo que habías hecho estaba mal, que no es lo que querías o lo que esperabas, que si sigues por ese camino, conseguirás algo que no es lo que planeabas. Deshacer implica que todo el trabajo que has hecho hasta ese momento, no sirve de nada, que tienes que volver a empezar de cero, que tienes que aceptar la derrota, que te han expulsado de la carrera y tienes que volver a la casilla de salida y empezar de nuevo.
Quiero pensar que, cuando deshago, aprendo. Eso es lo que dicen, cada vez que deshaces, todo lo anterior no cae en saco roto, aunque lo deshagas, aunque ya no exista, en el proyecto has aprendido muchas cosas, tanto haciendo como deshaciendo. A veces aprendes que debes ir con más cuidado cuando tomas medidas o haces cálculos, a veces aprendes que hay cosas que se te irán de las manos aunque creas que las tienes controladas, a veces aprendes que es mejor parar y rectificar que ser cabezona y seguir adelante.
Sin embargo, cada vez que deshago siento la sensación del fracaso. Fracaso de todo lo que no he hecho bien pero, sobre todo, fracaso por todo ese tiempo que he invertido y cuyo esfuerzo no se verá nunca reflejado. En realidad, supongo que sí, que ese esfuerzo quedará patente en el resultado final, que será mucho mejor una vez rectificado que si hubieras seguido adelante haciéndolo mal. Pero me cuesta verlo de una manera tan positiva, ver más allá del fracaso de tener que volver a empezar, de obviar todo lo hecho hasta ese momento.
Por si no os habéis dado cuenta, no hablo sólo de lanas. Hablo de preparar proyectos que luego no llegan a ningún lado, hablo de pasarte horas preparando currículos para un puesto que no te van a dar, hablo de relaciones que intentas hacer funcionar, hablo de dedicarte horas y horas de tu vida, muchas ilusiones y esperanzas, mucho esfuerzo invertido que luego, por cualquier motivo, se lo lleva el viento. Al principio, cuando empiezas con algo de eso, tienes la ilusión y la esperanza de que sí, que todo va funcionar perfectamente. Luego, hay un punto en el que empiezas a dudar. A veces sabes que debes parar ya y no seguir, pero a veces sigues esforzándote porque crees que oye, tal vez sí, y le dedicas aún más tiempo. Y luego, cuando por fin llegas al final, cuando ves que no ha servido para nada, porque ya tiras la toallas porque no te queda otro remedio, miras atrás y maldices el tiempo invertido en ese proyecto, en esa relación, en “eso” a lo que dedicaste tanto y no sirvió de nada.
Supongo que, con el tiempo, acabas aceptando que sí, que hasta de esas negativas y esos proyectos frustrados aprendes cosas buenas. Que el próximo irá mejor, porque ya tienes la experiencia previa, pero también tienes más miedos. Porque sabes que por mucho tiempo que le dediques, por mucho esfuerzo, puede salir mal. Y no te queda otra que pararte, respirar, deshacer el camino andado o los hilos tejidos y volver a arrancar. Con fuerzas, ilusión pero con un punto de precaución que, hasta entonces, no tenías.
Creo que a eso se le llama madurar.
Qué fácil es deshacer en los documentos (Ctrl+Z) y qué difícil en la vida.
ResponderEliminarExijo un Ctrl+Z de uso real. Y ya de paso un Copiar/Pegar. Pero "pegar" con pegamento, no agredir. Al menos de momento.
¡Voto por un Ctrl+Z de uso real! ¡Qué bien nos iría! Y un Copiar/Pegar.
EliminarCuriosamente, en catalán, el pegar de no agredir se dice "aferrar" que también se puede usar de sinónimo de abrazar. Mucho más bonito que el pegar que se puede confundir con hostiar.
Cuando te quede grande, se lo regalas a tu hermana favorita, y solucionado. Eso es reinventar que, ya puestos, se puede aplicar en otros campos de la vida. :P
ResponderEliminarTú lo que quieres es tener más jerseys tejidos por mí y no, esta vez ¡es mío! Tú por tener regalos haces cualquier cosa.
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