La primera etapa del viaje fue Dublín. Dos días en Dublín antes de la reunión y un día después. Tres noches de pintas en Temple Bar. Admito que no soy muy de cervezas, pero estos días inevitablemente he tomado bastantes. La Guinness la probé, pero no me entusiasmó. Pero sí que me enganché a ésta:
La Smithwick’s. La probé en algún momento al principio del viaje, me gustó y a partir de entonces, fue mi cerveza de cabecera para las medias pintas nocturnas.
Dublín me pareció una ciudad llena de alegría y de gente, de puertas de colores en casas de ladrillos (aunque sólo fotografié ésta), de música, llena de vida, vida y más vida. Se me hizo corto el tiempo en la ciudad. En realidad fue apenas un día y medio paseando por sus calles. Tuvimos mucha suerte con el tiempo: de 10 días de viaje, sólo llovió el último día en Dublín, una lluvia-nieve continua que nos bloqueó un poco y no nos permitió disfrutar de la ciudad tanto como esperábamos.
Bien pensado, no hice demasiadas cosas por Dublín. Sí, vi el Trinity Collegue, sí vi el Dublin Castle, sí paseé por O’Connell y por Grafton Street y sí, visité sus parques. Pero el recuerdo más marcado que tengo la ciudad son sus librerías: no recuerdo cuántas visité, no recuerdo las horas que pasamos en ellas, pero fueron muchas. Aunque sea usuaria regular de un libro electrónico, no desperdicio el placer de pasar un rato en una librería. Las hubo pequeñas y grandes, bonitas y feas, de libros nuevos y de segunda mano. Libros preciosos, maravillosos y baratos. ¡Libros baratos! Un auténtico placer. Volví de Dublín con
Así que mi resumen de Dublín es éste: dos días recorriendo la ciudad, pasando horas y horas en sus librerías, haciendo fotos, charlando, riendo y bebiendo Smithwick’s en Temple Bar por las noches, escuchando música por calles y pubs. Tengo la sensación de que las fotos no reflejan lo que he vivido. A veces pasa. Habrá que volver. Porque me parece una ciudad fascinante, con calles de nombres maravillosos (O’Connell, Dame, Fownes, Dawson, …). Nos dolió dejarla después de dos días, faltaron muchas cosas por ver y disfrutar. Repito, habrá que volver. Aunque dicen que no hay que volver a los lugares en los que has sido feliz.
Por cierto, gracias a Visitante descubrí el café Irie, donde disfrutamos de una deliciosa comida y pasamos una estupenda tarde.
Actualización 01/03/2013: no sé por qué, pero ayer me olvidé de uno de los libros que había comprado: ni lo tuve en cuenta en el recuento, ni lo puse en la foto. Así que actualizo el número de libros y la foto de los mismos. Cinco. Volví de Dublín con cinco libros.