Cuando acabó 2016 e hice un repaso a los momentos de felicidad que me había regalado ese año, no estaba muy segura de que repetiría la experiencia de apuntar en papelitos de colores esos momentos felices del año por estrenar. Pero lo hice. Así que hoy he podido repetir la experiencia del 31 de diciembre del año pasado y he vaciado una caja metálica que tengo, en la que me he encontrado todo esto:
Papelitos, muchos papelitos de colores con momentos buenos de 2017 que he querido recordar. Así que he vuelto a hacer lo que ya hice hace un año: leerlos todos, aleatoriamente, ordenarlos luego, numerarlos y volverlos a leer.
Me alegra haberlo hecho, me alegra haber dedicado ratos a rellenar papeles de colores con cosas bonitas. Admito que el segundo semestre lo he hecho menos veces, no creo que porque haya sido menos feliz, simplemente le he dedicado menos tiempo a esto de los papelitos. De hecho, no tenía ninguno escrito de los últimos dos meses de este año. Pero hasta eso lo he solucionado rápidamente y he escrito lo bonito que aún recuerdo de estos últimos meses. Y debo haber sido bastante feliz, porque sin casi esforzarme he recordado una veintena de cosas que me gustaría seguir recordando en el futuro.
Y, ¿qué me ha hecho feliz este año?
Nada menos que 180 cosas. Y probablemente unas cuantas más que olvidé apuntar en su momento y ya se han borrado de mi mente.
Hay todo tipo de cosas, la mayoría son cosas que recordaba, otras que ya había olvidado, unas cuantas de “¿eso pasó este año?” y hasta alguna entrada a un concierto que me gustó pero que tampoco recordaba ya. Hay notas de solo unas palabas (“¡Soy bifuncionaria!”) y notas tan largas que he tenido que doblar el papel para meterlas en el sobre que cerraré y donde quedarán hasta que tenga ganas de volverlas a leer. Hay buenas noticias de salud de gente que quiero. Hay conversaciones por teléfono y por whatsapp que no querría olvidar. Está el éxito de la #operacionbikini2017. Hay gente, claro, mucha gente, momentos con esa gente. Familiares, amigos, gente que aparece puntualmente en una única nota, gente recurrente, gente que me sigue haciendo sonreír, gente que incluso no he visto en todo el año pero, aún así, han estado presentes en mi vida. Están cosas materiales nuevas en mi vida (mi cuadro de peces), lugares a los que fui por primera vez este año (el Palacio de Cristal del Retiro madrileño). Y hay viajes, unos cuantos viajes. Los viajes recurrentes a Madrid por las oposiciones (“¡Me sé todos los temas que han caído”) y los buenos momentos que pasé en la capital con tuiteras a las que por fin puse rostro o con las que me volví a encontrar. También aparece Roma, por supuesto, Roma nunca puede faltar, Roma me hace muy feliz. Y también Copenhague, la felicidad que sentí vagando sola por esa ciudad semidesconocida después de tanto tiempo. Y he incluido Batumi, en Georgia, uno de los últimos viajes de este año, que se complicó por vuelos cancelados, pero del que guardo un puñado de recuerdos felices. Y hay ginkgos, algunos. Y hay mar, mucho mar. Y swing, mucho swing. Mar como lugar de trabajo, mar como nexo común con gente querida, mar para nadarlo, para contemplarlo, para bailar junto a él. Hay una frase, del verano que dice “Tanto, tanto, tanto swing que ni me he acordado de apuntarlo todo”. Sí, he bailado mucho este año. Y eso me ha hecho feliz.
Así ha sido este año, tanto, tanto, tanto bueno que ni me he acordado de apuntarlo todo.
Espero que la pereza no me pueda y siga con mis papelitos de colores durante 2018. Y espero también que haya tantos momentos buenos que ni tenga tiempo de apuntarlos todos.
Feliz 2018, que venga cargadito solo de cosas buenas. Os deseo muchos papelitos de colores llenos de momentos felices.
domingo, 31 de diciembre de 2017
domingo, 24 de diciembre de 2017
Felices Fiestas
Paso poco por aquí últimamente, pero quería venir para al menos desearos todo lo mejor para estos días.
Sed felices.
Sed felices.
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