Hace justo un año, pensé que hoy publicaría las fotos de la bufanda de 2022 que empecé a planificar a mitad de 2021 y a tejer a principios de 2022. No es así, porque la bufanda está en marcha, tengo toda la información que necesito pero no está aún terminada. Voy a acabarla, sí, y supongo que entonces explicaré algo más de todo el proceso, que ha sido, sin duda, curioso. Acordarme de guardar los datos de temperatura cada varios días se me ha dado razonablemente bien, creo que solo he perdido dos días por el camino, más otros dos en los que la estación que uso de referencia no funcionó. Y es una locura de información, una maravilla y, a la vez, terrorífico, por todo eso que dicen que 2022 ha sido el año más caluroso de los últimos tiempos pero, tal vez, sea el menos caluroso de lo que nos quedan por vivir.
Pero yo venía a hablar de 2023, no de 2022 y no quería ponerme trágica. Que hay muchas cosas muy serias ahí fuera pero hoy no es el día para pensar en ellas, al menos yo no.
Empiezo el año, como siempre, con agenda nueva. Después de muchos años, cambio de marca, me paso de Moleskine a Leuchtturm 1917, porque sus cuadernos van mejor con escribir a pluma, que es como yo escribo, así que pensé que sus agendas también me irían mejor. No lo sé, ya veremos, no me parece un papel suficientemente grueso para pluma, pero le daremos una oportunidad. No es espectacular el color, ni un gran cambio, paso del rojo al granate, pero mantengo el formato: semana vista en un lado, espacio de notas en el otro. A pesar de las tecnologías, los móviles y los calendarios virtuales, sigo con mi agenda de papel. ¿Por qué? No sé, me va bien.
No soy de grandes propósitos ni de grandes planteamientos a principios de años, aunque igual ese es el problema y lo de dejarme llevar debería olvidarlo y dedicarme a dirigir un poco más mi vida. Pero este año sí que me he propuesto coger algunas rutinas que, a veces, voy abandonando por pura pereza. Básicamente implica cuidarme un poco más, física y mentalmente, dedicándome tiempo para mí para hacer deporte y cosas que son buenas para mi cuerpo y mi cabeza. Lo de que tu cuerpo es tu templo y hay que cuidarlo. Y voy a rascar tiempo para escribir más. Si pude hacerlo durante casi tres años que no han sido precisamente tranquilos, no quiero bajar el ritmo ahora.
Así que venga, 2023, arranquemos. A ver qué tal se nos da.