Los libros llegan a ti de mil y una forma diferentes. Algunos los compras porque te atrae el título, te gusta el autor o alguien te lo ha recomendado. Otros te los regalan o te los prestan. Éste llegó a mí a través de un concurso. Como ya conté aquí, fui seleccionada como súperfan de Peter May y, entre los regalos que recibí, uno fue una copia de esta novela, varias semanas antes de que se publicara. Todo un lujo, la verdad.
Me costó empezar a leer este libro. No creo que fuera por temor a que no me gustara (aunque igual sí), sino porque creía difícil olvidar a Fin Macleod, el protagonista de la trilogía de Lewis (de la que, por cierto, aún tengo que leerme el último tomo), un personaje al que adoro. Me encanta Fin y creo que estoy posponiendo leerme el último libro de la trilogía porque no quiero despedirme de él. Así que empecé leyendo este libro con cierta reticencia. Pensaba que iba a añorar a Fin, pero desde el capítulo tres, ya adoraba a Jack, su protagonista. Jack es un anciano que vive en Glasgow y que 50 años atrás formó parte de un grupo de música junto con otros cuatro amigos, con los que huyó a Londres en busca de fama. De aquellos cinco muchachos, sólo tres volvieron a su ciudad natal, no mucho después. Y ahora, los tres, junto al nieto de Jack reemprenden de nuevo el camino hacia Londres, para enfrentarse a la parte más oscura de lo que pasó durante aquella huída.
El libro, como los de la trilogía de Lewis, está contado a dos voces y a dos tiempos: el presente en tercera persona, desde el punto de vista de Jack y los eventos de 50 años atrás en primera persona, por el propio Jack. Me ha gustado mucho, muchísimo, a pesar de mis reticencias iniciales o tal vez precisamente por ellas. Aunque se suelen etiquetar las novelas de Peter May como novela negra, yo diría que son siempre mucho más que eso, especialmente ésta. De hecho, la parte criminal de la historia es bastante secundaria; aunque es la desencadenante de mucho de lo que acontece en la novela, no tiene un papel tan fundamental como por ejemplo en los libros de la trilogía de Lewis. De cualquier forma, a mí eso no me ha parecido nada negativo, al contrario: la historia de la huída de los muchachos, de lo que ocurrió en Londres y, sobre todo, sus historias ya de adultos, con sus frustraciones, con esa visión de la vida que sólo la gente que tiene una edad y ha vivido mucho, es más que suficiente para enganchar. Casi, casi, la intriga de una muerte (o más de una) es lo de menos. Jack es un tipo cansado, frustrado, pero con una vitalidad y un pasado fascinante, como va descubriendo poco a poco su nieto, Ricky, un personaje al que odias cuando aparece por primera vez, pero que evoluciona maravillosamente a lo largo de la novela.
Una novela muy recomendable, como me parecen a mí todas las de este autor. Al menos las que he leído hasta ahora. Y basada en la propia huída de su autor a Londres cuando era jovencito, como él mismo cuenta aquí.
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