martes, 24 de febrero de 2015

Invierno

El invierno, en mi huerto urbano, no es especialmente espectacular. Y supongo que por eso me he olvidado bastante de mis plantas durante varias semanas. Pero, no nos engañemos, ellas siguen ahí y, hace ya unos días, les dediqué un rato para adecentarlas e irnos preparando para la primavera que ya se acerca.

Recolecté algunas zanahorias. Deliciosas y diminutas. Las que sembré en diciembre progresan adecuadamente. Y sembré algunas más.

Los guisantes que planté han superado mi indiferencia y crecen sanos, felices y llenos de flores y algún que otro fruto.

Mis mini-cactus tienen un color estupendo. Y siguen engordando.

Los pequeños fresales han superado las noches de mucho frío de las últimas semanas, unos mejor que otros, pero intuyo que en cualquier momento empezaré a recolectar fresas. Escasas y diminutas, pero mis fresas.

Sembré mis bulbos de narcisos que guardaba desde el invierno pasado y, ¡sorpresa!, están vivos y dan unas hojas muy verdes y fuertes (la foto tiene ya 10 días, ahora están aún más bonitos).

Y mi bosque de ginkgos, ay, mis ginkgos. Necesitaron una limpieza en profundidad para eliminar la plaga de cochinillas que los maltrataba desde hace muchos meses y quedaron limpitos, peladitos, sin una sola hoja, pero sanos y llenos de energía, como siempre. En su limpieza, me fijé en que sí, ya están ahí formándose las primeras yemas de sus hojas. Cualquier día me dan una sorpresa. Lo sé. La espero con ganas.












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