Una de las cosas que he echado de menos durante mi retiro no espiritual en un monasterio al norte de Italia han sido mis plantas. Más que echarlas de menos, tenía ganas de volver para poner en marcha la operación primavera.
Y así, menos de 24 horas después de volver, me he puesto a ello: he recolectado zanahorias, plantado tomateras (de dos variedades), un pimiento y una berenjena (a ver qué sale…), he arreglado los fresales, he redecorado el comedor dándole más protagonismo a un poto que se mudó a esta casa incluso antes que yo y le he dado un poco de color a la casa con algunas nuevas adquisiciones: flores compradas, flores regaladas y unas pequeñas orquídeas que, ay, sí, son mi debilidad, pero no sé qué resultado darán.
Y con esta inmersión hortelana, de nuevo a la vida normal, a la rutina, a una semana corta, muy corta.
Siempre es extraño esto de volver a casa.
Yo mañana voy a Lidl y a Aldi a comprarme flores "permanentes" y posiblemente una azalea, que me encanta.
ResponderEliminarEste invierno, con mi triste jardín se me han ido las ganas de plantar. No llevo muy bien lo de la flores/plantas de temporada.
Me han hablado muy bien de las semillas del Lidl, ya contarás qué tal esas flores permanentes. Si son permanentes, igual me las tengo que agenciar también.
EliminarLos inviernos son fríos y tristes, en todos los sentidos!