Hay días que te despiertas a las 5 de la mañana con un tirón en un gemelo que casi te hace gritar. Que no puedes volver a dormir porque el viento golpea las persianas de manera tan insistente que tienes que levantarte a engancharlas. Que el día se te hace largo, muy largo, aunque el curso que estés haciendo sea muy interesante. Que te cuentan que tu coche está muriendo, oh Dios mío, es curable, pero caro, muy caro. Hay días que piensas que no quieres estar donde estás. Que quieres estar en tu casa, arreglando tus plantas, tejiendo tus proyectos o simplemente disfrutando de tu sofá y no en un monasterio italiano en mitad de la ninguna parte.
Pero esos mismos días hace un sol cálido que te llena de energía. Paseas
entre árboles centenarios, entre las sombras de ese sol maravilloso,
con vistas a lejanas montañas nevadas. Paseas a la hora de la comida por
debajo de árboles centenarios (¿o incluso milenarios?), incluidos los
padres de tu (diminuto) bosque de ginkgos. Acabas las clases, por fin, y
te diriges a un local donde hace años celebraste tu cumpleaños, en
compañía de unas compañeras que son, además, amigas. Y disfrutas de una
noche de chicas y cervezas (y pizza quatro formaggio), llena de charla y
risas y más charla y más risas.
Y entonces piensas en el reloj que
hay en ese hotel-casa de espiritualidad que es tu hogar durante unos
días. “Fili, conserva tempus”. Que en mi interpretación libre con mis
limitados conocimientos del latín sería algo así como aprovecha bien el
tiempo, empléalo bien, sea lo que sea lo que hagas. Si estoy aquí, hoy,
ahora, tengo que aprovecharlo al máximo. No tiene sentido querer estar
en otro sitio, pensar en estar en otro sitio, cuando ahora estás aquí.
Es absurdo. Sí, es absurdo intentar querer hacer lo que no estás
haciendo, añorar lo que en esos momentos no tienes. Hay que disfrutar de
cada momento, de cada oportunidad y de cada situación. Sea cual sea.
Aunque no siempre sea como deseamos, aunque las cosas no salgan como
pensábamos, aunque a veces sea duro.
Fili, conserva tempus.
Las fotos, hechas durante estos días de nieve y sol, pasados a orillas del lago Mayor, en la Lombardía italiana.
Felices días festivos. Yo estaré por aquí.
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