A lo mejor no os habéis dado cuenta, pero soy transparente.
Probablemente no os habéis dado cuenta precisamente por eso, porque soy transparente. Y no me veis.
Y no, no mola tanto como a simple vista parece.
Ser transparente no es un súperpoder. No es lo mismo ser transparente que ser invisible. Ser invisible sí que es un súperpoder. Pero ser transparente, no.
Ser transparente es lo que ocurre cuando la gente a tu alrededor no se da cuenta de que estás, de que existes. Cuando te cruzas con gente que conoces y no te saludan. Cuando intentas entrar a través de unas puertas automáticas y éstas no se abren. Cuando propones un plan a un grupo de gente y luego quedan para llevarlo a cabo y no te avisan. Cuando hablas con alguien que va contigo a clase de lo que sea y te dicen “Ah, ¿pero tú vas a mi clase?”. Cuando después de ir a algún sitio donde hay gente que conoces, no sólo no te ven sino que encima al día siguiente te preguntan por qué no fuiste. Cuando dices cosas en reuniones y nadie las oye, aunque luego alguien lo repite y reaccionan como si fuera la primera vez que lo escuchan. Cuando vas con alguien y te encuentras a un conocido común y éste sólo saluda a tu acompañante. Cuando sales con un grupo de amigas y nadie se acerca a ti. Cuando entrenas con gente durante semanas y luego, cuando te los encuentras por ahí, no te reconocen. Cuando coincides en reuniones (sociales o laborales) con gente de manera más o menos regular y cuando se presentan y les dices que ya os conocéis, te dicen que no. Cuando la gente te dice a la cara “Claro, no viniste porque no podías” y tú les tienes que convencer de que no, de que no fuiste porque nadie se acordó de invitarte.
No negaré que a veces sí que mola un poco ser transparente.
Pasar inadvertida.
Yo, durante muchos años, lo he sido sin que me importara.
De hecho, las pocas veces que no he sido transparente, me he sentido incómoda. Lo de ser visible no se lleva muy bien cuando estás acostumbrada a ser transparente.
Entre las veces que no he sido transparente, tengo que destacar especialmente cuando he estado en Namibia. Allí, en general, era visible. Muy visible. Mujer blanca en mitad del continente negro. Visibilidad total. Encima, mis rasgos son claramente no germanos, así que no podía pasar por una blanca namibia, descendiente de los antiguos colonos. Y aún así, incluso allí, en ocasiones fui transparente. En las veces que el número de turistas que se paseaban por la ciudad era importante, me volvía de nuevo transparente. Y molaba. Porque lo de ser visible se me hacía un poco incómodo. También fui muy visible, primero allí y luego aquí, cuando me hice las trencitas namibias. Sinceramente, pensaba que allí no llamarían la atención, pero me equivocaba: una blanca con peinado de negra no es algo habitual allí. Así que me hice doblemente visible. Mujer blanca con peinado negro. ¡Incluso me salió un novio himba! Pensé que al volver a mi continente blanco, volvería a mi transparencia, pero no: de vuelta a casa, las trencitas me hacían completamente visible. Me sorprendió e incluso me molestó. La gente lleva miles de peinados distintos, variados o mucho más originales que mis trencitas. Bueno, tal vez la gente que lleva esos peinados también es visible. Luego llegué a una terrible conclusión, cuando alguien me dijo lo que costaba hacerse el peinado que yo llevaba aquí: 10 euros por trencita. Yo llevaba 11. Así que tal vez mi visibilidad era meramente económica: la gente pensaba que me había gastado 110 € en ese peinado, cuando la realidad era que me había gastado menos de 5 €. Eso me hizo sentir muy incómoda con esa recién adquirida visibilidad. Tal vez por eso llevé por aquí las trencitas menos de una semana.
La cuestión es que últimamente me he cansado de ser transparente. Pero tampoco me siento muy cómoda siendo visible. Mostrar carne suele ser un buen truco para volverse visible pero, aunque tengo un generoso canalillo mostrable, no me gusta enseñarlo. Una cosa es ser visible y otra ser llamativa a base de escotes, ropa o complementos. Tampoco me sale. Así que ahí estoy, entre la disyuntiva de seguir siendo transparente o la tentación de visibilizarme un poco.
Y no sé qué hacer.
Porque ser transparente me cabrea. Pero ser visible me resulta incómodo.
Me ha encantado! y me siento identificada en muchas cosas... yo creo que hay que aprender a hacerse visible cuando interesa ser visible :)
ResponderEliminarPero es difícil encontrar el equilibrio. Y frustrante cuando lo intentas y no lo consigues.
EliminarSé tú. El que quiera verte te verá.
ResponderEliminarCreo que al final esa será la clave. Ser y quien no me vea, pues nada.
EliminarEstoy mucho y muy fuerte con Molinos. No eres transparente para todos, sólo para el que no quiere/necesita ver.
ResponderEliminarPorcier, no me ha quedado claro, ¿cuál es la diferencia entre invisible y transparente?
Igual la clave es no dar importancia a quien no me ve.
EliminarSer invisible es el poder de que no te vean cuando tú no quieres, pero ser visible cuando quieres. Como el hombre invisible: ahora no me ves, ahora me disfrazo para que veas que estoy aquí. Ser invisible es voluntario, ser transparente, no. Vamos, eso en mi lenguaje para esto, supongo que la RAE no estará de acuerdo, jajaja.
A mi me pasa algo parecido...pero todo lo contrario :/ muchas veces hago el esfuerzo para pasar desapercibida... Y siempre hay algo que rompe mi conseguida transparencia invisible -_-
ResponderEliminarPoniendo tres veces el mismo comentario, es difícil pasar inadvertido Sra. Antoñita. Aisss, esa edad. Jejeje.
EliminarJAJAJAJA.
EliminarAhora lo arreglo.
Me encanta la lógica de "me pasa algo parecido... pero todo lo contrario". Mucha sabiduría en esa frase. Bueno, y un poco de locura, jejeje.
EliminarOpino lo mismo que Molinos, la verdad.
ResponderEliminarY a nosotros, tus amigos xungos, no nos eres transparente (y a mí menos como hermana), pero a veces no sabemos cuando estás o cuándo no estás. Tantos viajes nos desorientan y hace que parezcas transparente aunque no lo seas, y lo sabes.
Y, sigo pensando, que hay veces que más vale ser transparente que visible. Mola más, y se puede sacar mucho partido de la transparencia.
Una cosa es no estar y otra ser transparente, no te confundas, sis!
EliminarLos que no sois transparentes sobrevaloráis el concepto.
Yo sólo te conozco de leerte, y me gustas mucho.
ResponderEliminarIris
¡Gracias!
EliminarEH, yo te leo. Y si lo que escribes fuera transparente no podría leerte. Salvo que estuviera escrito en letras transparentes sobre fondo oscuro y luego hubiera una luz al otro lado del... ay, que me voy del tema.
ResponderEliminarLa gente, en general, ve muy poco. Somo topos con la cabeza metida bajo la tierra. En realidad no hay nadie que no sea un poco transparente. Y por eso es bueno que nos vea de verdad sólo la gente que se lo merezca.
Tengo que estudiar eso de las letras transparentes y el fondo oscuro con luz al otro lado... suena estupendo.
EliminarGracias, :)
Hola Nisi!! Hace tiempo que no te comentaba nada...
ResponderEliminarMe he quedado pensando en lo que cuentas... no sé si estoy leyendo mucho entre líneas, pero parece que te cabrea a ratos ser transparente, si ves a gente y no te saludan, o si no recuerdan que estuvieron contigo en las clases, o saludan a tu amiga y no a ti... y si en vez de esperar que te vean tú misma actúas y tú misma saludas a fulanit@ en la clase o en al calle o en el bar, o tal vez, no mostrar escote, pero sí vestirse de manera que uno se sienta más atractiva? yo siento que eso atrae más a las personas y hace más visible... eso si es que es lo que quieres...
Como contabas en ese otro post que tenías dos yo... tal vez es bueno que se den más seguido la mano :)
Besos guapa!
Sí, lo de que mis dos yos se den más la mano es una buena idea. A mí me sorprendió descubrirlo, supongo que es una manera de conocerse más. Y lo de tomar la iniciativa... ¡eso sí tengo que hacerlo!
EliminarBesos a ti también!