lunes, 22 de abril de 2013

Cine aéreo (II)

 Aunque el de hace dos días fue “sólo” mi tercer viaje de larga distancia, me he convertido en una experta en el tema. No en vano, lo de coger aviones ya forma parte de mi  día a día y, después de los dos vuelos largos de diciembre, he creado un kit de productos indispensables para un viaje largo (algún día debería compartir mi sabiduría aérea…) y he perfeccionado mi técnica para disfrutar del mismo.

Soy capaz de dormirme en un avión antes de que despegue, así que para aprovechar al máximo las horas en las que estoy despierta en este tipo de viajes, me he dado cuenta de que lo imprescindible es escoger la película que quieres ver rápido, empezar a verla antes del despegue y así poder ver una segunda película antes de dormir. Porque yo duermo, más o menos bien dependiendo del vuelo y de la cercanía de la gente a mi alrededor, pero sí, duermo. Y porque por las mañanas, se me hace raro ver una peli mientras reparten el desayuno: las pelis son para la tarde o la noche. Para el desayuno… como mucho alguna serie. Esta vez dudé entre cuatro películas, pero poco rato. Enseguida, escogí estas dos:

“Bestias del sur salvaje” de Benh Zeitlin. Había oído maravillas de esta película. Y cuando vas con esas grandes expectativas, no siempre se cumplen. Es la historia de una niña de 6 años que vive con su padre en una comunidad bayou (los antiguos meandros de un río) con el permanente peligro de inundación de sus casas. La protagonista es una niña independiente a pesar de su corta edad, preocupada por la posibilidad de que el hielo de los polos se deshaga lo que no sólo aumentaría el nivel del mar (y por tanto, inundaría su comunidad) sino que descongelaría bestias atrapadas en el hielo desde tiempos inmemorables. Yo no sé si no entendí la peli, mi inglés es peor de lo que pensaba o esperaba otra cosa. O igual es un poco de todo. Me pareció una historia de una crudeza descarnada, dura pero con toques de ternura, mucha hermosura y cariño, pero no acabé de entender el toque pseudo-fantástico que tenía. Quiero decir, me encanta la ciencia ficción y la fantasía, pero esa mezcla de abrumadora realidad y fantasía mágica me dejó un poco descolocada. Si la historia no hubiera tenido esos toques casi oníricos me hubiera parecido un dramón. Con esos toques, me ha confundido. ¿Eran metáforas? ¿Realmente lo que estaba pasando, los monstruos congelados en hielos antárticos eran reales? No sé, me confundió, mucho. Tal vez es porque no era lo que esperaba (aunque no tenía ni idea de qué iba). Me encantaría decir que es la maravilla de la que todos hablas, que es pura magia, pero a mí me faltó algo para que fuera así. Está bien y no es que no sea recomendable, pero ese contraste entre la dureza de la realidad y la ingenuidad de la fantasía me pareció innecesaria. Creo que la siguiente vez que la vea, me gustará más. Y la cría está que se sale.

Después de ver esta peli, decidí ir a lo seguro: había un par de otras que me parecían interesantes, pero era hora de cenar y de dormir en mi asiento 68G, así que necesitaba algo sin pretensiones ni sorpresas de ningún tipo. Así que la segunda parte de “Amanecer” de la saga “Crepúsculo” me pareció genial. No la vi en su día en el cine porque todas mis amigas petardas la fueron a ver estando yo de viaje (qué raro, ¿no?) y como soy súper fan (sí, ¿y qué?) de la serie, me alegré de poder ver por fin el final. Me encantó, me lo pasé pipa, me divertí y tuve lo que esperaba: vampiros que van por ahí con pinta de interesantes, lobos con gran corazón, un poco de intriga, alguna lucha y el cierre de la saga como tenía que cerrarse. Bueno, esta vez sí que tuve lo que esperaba: entretenimiento puro y duro. Aunque creo que como película independiente del resto es un poco floja: realmente las dos de Amanecer son una película que han partido en dos. A esta última le falta algo de integridad, incluso algunos personajes quedan un poco sosillos (como el lobo), a pesar de que el final de la primera parte prometía más. Como siempre, a la pregunta hipotética que podrían hacerme alguien de si prefiero al vampiro o al lobo, yo respondería lo de siempre: al padre del vampiro. Sin dudar.
A ver si a la vuelta tengo tanta suerte y veo otras dos pelis. Ya veremos.

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