Ayer, cuando atardecía, salí hacia la proa del barco, en busca de cobertura. A lo lejos, vi algo saltar sobre el mar: parecían delfines. Corrí a la proa y efectivamente, un grupo de delfines comunes se colocó a nuestra proa, surfeando la estela que provocábamos mientras navegábamos. Dudé entre salir corriendo a avisar a los compañeros o disfrutar de ese instante mágico. Porque estas cosas son sólo eso, instantes, parpadeas, miras a otro lado, te despistas y ya te has perdido algo increíble. Me quedé ahí, alucinando, oyéndoles emitir sonidos, saltando como locos y (creo) mirándome de vez en cuando de reojo. Les hice algunas fotos malas con el móvil y dos vídeos. Nunca tienes la cámara en mano cuando la necesitas. Al final corrí dos cubiertas más arriba y llamé por teléfono a uno de los laboratorios donde suponía que había gente, les avisé y corrí de nuevo a proa. Los delfines ya no estaban. Claro.
La vida, a bordo, es así. Instantes, sólo instantes. Una sucesión de pequeños instantes, de pequeños momentos.
Hoy, durante todo el día, la niebla nos rodeaba. No la hemos visto mucho, nuestro trabajo se desarrolla a cubierto, digamos que en el sótano del barco. Yo, en cuanto puedo, me escapo al puente, quiero irme acostumbrando a subir y bajar escaleras para cuando toque mi parte del Festival de Primavera. Y allí estaba, todo el día, la niebla.
Para cenar, hoy hemos tenido huevos nido al horno. Ha sido una gran
fiesta. Cuando comes a las 11 y cenas a las 20, el momento de la cena es
muy esperado, por mucho que pares a media tarde a tomar algo. Además,
en esta campaña (casi) todo el personal científico cena a la vez, lo que
el momento se convierte en una auténtica fiesta. Las comidas son los
momentos de descanso del día, el ocio, el momento de dejar de trabajar y
compartir risas y charla.
Atardecemos frente a Marbella. Ya no hay
niebla y el mar está en calma. Nada parece prever el temporal que se nos
echa encima a partir del domingo. Ya veremos. De momento, disfrutamos
de estos instantes de buen trabajo y mar plana.
Lo dicho. Instantes, sólo instantes.
He necesitado eso, otro instante, un instante en cubierta para tener buena cobertura de internet y publicar este post.
Buen fin de semana.
Bellisima experiencia y fotos!
ResponderEliminarY esos instantes... uff! qué bueno que por lo menos tomaste la foto,
un beso!
Sí, la verdad es que la experiencia es maravillosa. Y, por mucho que se repita, es siempre única.
EliminarMira que es bonito el atardecer marino. Venga, disfruta de tu estancia marina... Aunque sea cansada.
ResponderEliminarHa sigo muy guay, mucho.
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