Vosotros no os habéis dado cuenta, pero se ha producido una batalla cruenta en las macetas de mi balcón. Zanahorias y rabanitos han luchado en los últimos meses entre ellos, luchando por mi amor. Sí, yo estaba rendida de antemano a las zanahorias, esas cositas naranjas taaaan monas que aparecían en mis macetas meses después de sembrar unas cuantas semillas de tamaño milimétrico. Pero (toda batalla tiene un pero inicial), pero aparecieron las semillas de rabanitos, tan redonditas ellas, prometiéndome no amor eterno, pero sí dar sus frutos, también de redonditos y de bonitos colores, en un período mucho más corto de tiempo. Ah, han sido meses duros de lucha por mi amor. La primera batalla acabó en tablas: los rabanitos salieron antes, eran taaaaan monos, redonditos y simpático. Pero (más peros), pero ¡eran picantes! Tolerancia cero hacia lo picante. Así que no sabía qué decidir, no sabía qué hacer. Y se libró una segunda batalla. Esta ha sido más larga, ha durado meses (más que nada porque he estado una temporada larga ignorando mis plantas que, milagrosamente, han sobrevivido a mi indiferencia temporal). Hoy, por fin, hemos visto el resultado de esta batalla. Ha sido éste:
En términos futbolísticos, Rabanitos 0 – Zanahorias 1.
Sí, lo de la primera foto son rabanitos. O deberían serlo. Porque ni son redondos ni tienen por donde morderlos. En cambio las zanahorias, miradlas a ellas, después de semanas sin ni siquiera regarlas y mirad qué bonitos colores siguen teniendo. Y estarán deliciosas.
Así que ya está decidido. No habrá más rabanitos en mis macetas. Zanahorias sí. Y creo que haré un nuevo
intento con guisantes, aunque el primero no fue especialmente espectacular.
Y hablando de batallas, hay otra batalla cruenta en otra de mis macetas: las cochinillas han invadido mi bosque de ginkgos. Y, sinceramente, hay tantas que he decidido esperar a que se le caigan todas las hojas para combatir las que queden en las ramas. De momento, sigo disfrutando del baile de colores que son ahora mismo sus hojas.
Pero mujer… como se te ocurre poner rabanitos y zanahorias cerca. Todo el mundo sabe que no se soportan.
ResponderEliminarAdemás los rabanitos son muy celosos y capaces de cualquier cosa por llamar la atención.
Vamos… como para haber tenido un disgusto. :P
Un beso ;)
Es que yo soy así, siempre viviendo al límite ;)
EliminarPues al menos sobrevive alguna cosa... Que ya sabes que yo lo mato todo jijijijijijiji.
ResponderEliminarTienes que superar tu complejo mataplantas. Tampoco es para tanto. Bueno, igual sí. :D
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