El invierno es una época poco emocionante en cuanto a plantas. Todo va más despacio, más lento, cuando no ha muerto directamente. Además, con tanto viaje, he tenido el huerto un poco más abandonado de lo habitual. Aún así, hay algunas cosas que han estado sucediendo estos días en mi universo hortícola.
La planta de Navidad. Indispensable en estas fechas. Siempre se me muere, pero de momento sigue viva y (casi tan) vivaz como cuando la traje a casa.
Los guisantes. He decidido plantar guisantes. Compré los planteles hace varias semanas y, por fin, estos días los he trasplantado a sus macetas.
Los mini-cactus. Ya conté aquí cómo murió mi maravilloso cactus. Ahora
he re-adoptado unos mini-cactus, hijos de aquél, que en su día regalé a
mi hermana la gafapasta (aún le han quedado unos cuantos, ¿eh? No se los
he quitado todos).
Los fresales No estoy convencida de que estén
del todo saludables. Son hijos del gran fresal que tiré a final del
verano (“¿Ahora que se empezaba recuperar lo has tirado?”, me preguntó
mi padre) y uno de ellos sobrevivía en un botellín de agua sólo con
agua, sin tierra. Ahora, por fin, he trasplantado al pequeño fresal y he
metido ambos en un pequeño invernadero, por eso del frío.
Las
buganvillas. Quería buganvillas. Desde hace el tiempo. La gente no hace
más que repetirme que dan mucha porquería, que no valen la pena, pero
quería intentarlo. Trasplanté tres ramas cortadas de la planta de una
amiga, a ver si arraigan y crecen.
El ginkgo. Mi niño. Bueno, los
ginkgos. Mis niños. Adoro a estos arbolitos. Sigo con fascinación su
evolución. Esta época del año es fascinante: pasan en pocas semanas del
verde más maravilloso al amarillo más intenso hasta que acaban perdiendo
todas las hojas. Ya lo dije una vez: tener en casa un árbol (dos en
este caso) de hoja caduca es como tener un gato en casa, me paso el día
recogiendo las hojas que pierde. En nada, en unos días, incluso antes de
final de año, mis ginkgos serán sólo unos palitos en una maceta con
tierra. Hasta la próxima explosión primaveral. Hasta entonces, disfruto
de su esplendor dorado.
¡Quiero mis cactus! Jijijijijiji... Por algo que no se me muere....
ResponderEliminar¡Mañana te los llevo!
Eliminar