Ayer me probé unas bermudas de runner.
Y no lo digo yo, lo decía un letrerito en el estante. Al final no me las compré, porque no eran fosforitas. (Esto viene del chiste ¿Qué es un runner? Un corredor fosforito. JAJAJA). Acabé comprándome dos bermudas que no eran de runner por la mitad (ambas juntas) de lo que costaban las que eran de runner.
Pero eso no es, ni mucho menos, lo más emocionante que me ha pasado últimamente.
Bueno, igual sí.
No, no.
Me he presentado por primera vez en mi vida a unas oposiciones, lo que me ha llevado a un viaje relámpago a Madrid (qué injusticia vivir en una isla en situaciones así, cuánto, cuánto dinero hay que invertir para ir a un examen). He superado la primera fase, por lo que tengo que volver a Madrid en un viaje mucho más relámpago y más complicado (y caro), porque estaré en mitad del Festival de Primavera. Pero esa ya es otra historia que no pinta nada aquí.
Ir a Madrid significó el ataque de alergia más severo que he sufrido en los últimos años. Pero también significó poder ir a su Feria del Libro (eh, ¡qué grande!), a esta exposición, ver la Cibeles desde arriba, ver a algunos colegas de trabajo que hacía tiempo que no veía y, sobre todo, re-encontrarme o conocer a algunas tuiteras-blogueras estupendísimas y maravillosas. Gracias, chicas, fue maravilloso compartir un rato con vosotras, espero volver a veros pronto.
Y con eso me quedo, con la gente. Porque al final, lo más importante, lo más válido y lo más maravilloso de nuestra vida es la gente que nos rodea, la gente que escogemos que nos rodee. Y es igual si esa gente es alguien con quien has crecido o alguien que has conocido a través de redes sociales o blogs o alguien que se ha cruzado en tu vida laboral.
Yo lo he visto estos días, lo he notado y me he sentido tan arropada, tan querida y han estado tan pendiente de mí gente tan diferente, que he conocido en ámbitos tan variados, que es imposible no gritar a los cuatro vientos ¡GRACIAS! Recibir mensajes de tanta, tanta gente, desde la vecina de dos pisos más arriba hasta de alguien que está a miles de quilómetros preguntando qué tal ha ido es… uf, es indescriptible. Porque al final lo de menos es ganar o perder, ser primero o último. Lo importante es eso, es la gente, la gente que te quiere, que se preocupa por ti. Levantarse feliz o triste, alegre o cabreada, pero recibir mensajes, palabras, llamadas dándote ánimo, preguntándote y, sobre todo, estando ahí, a tu lado. Aunque sea en forma de tweet, aunque sea en forma de mensaje en el móvil, aunque sea en forma de abrazo.
Todo vale, todo sirve, para sentirte querida y apreciada.
Y yo lo he sentido, y mucho, estos días.
De verdad.
Gracias a todos.
La foto, la Cibeles, desde una perspectiva que nunca pensé que vería.
Yo te seguiré poniendo velas hasta que pases todas las pruebas, porque las vas a pasar :)
ResponderEliminarMuaks! Bonica
¡Confío en tus velas! Muaks!!
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