jueves, 17 de abril de 2014

Cien

Hoy estoy de cumpleaños. Pero no los cumplo yo, sino el organismo para el que trabajo, el Instituto Español de Oceanografía, el IEO, como lo llamamos.

Cien años.

La de cosas que han pasado en estos cien años, la de gente que ha trabajado allí, la cantidad de proyectos desarrollados, días de mar vividos (y mareados), artículos publicados, informes redactados,…

Cien años.

Yo llevo casi 13 años trabajando allí, prácticamente toda mi vida laboral. Allí he crecido, casi diría que me he criado, como científica y como persona. Se me hace difícil imaginar mi vida sin haber trabajado en el IEO. Se me hace imposible entender mi vida adulta sin tener en cuenta mi trabajo en el IEO. Las horas de oficina, horas y horas luchando con los datos delante del ordenador, llegar a la oficina de noche y salir de noche. Días y días de mar, aguantando temporales, mal tiempo y mareos. Las discusiones laborales, a veces en idiomas extraños, tratando de llegar a acuerdos, aclarar cosas o simplemente defendiendo tu trabajo. Y la otra cara de las horas de duro trabajo. Analizar unos datos y ver que sí, efectivamente encuentras solución a lo que te planteabas. El primer día en el mar en el que no te mareas. Un agradecimiento por el trabajo bien hecho. Publicar tu primer artículo. Conseguir un contrato de más de dos meses de duración. Redactar un proyecto (aunque sea pequeñito) y obtener financiación. La primera reunión internacional. Que te llamen para presidir un grupo. Que confíen en ti para una campaña, un proyecto, una reunión, un informe, un lo que sea. Irte al extranjero a aprender más. Hacer una tesis. Defenderla. Convertirte en doctora. Empezar ya a enseñar a otros. Y seguir con todo: analizar datos, redactar artículos, conseguir trabajo, ir a reuniones, trabajar en el mar. Seguir, seguir, seguir.

Y la gente. La gente que he conocido gracias al IEO, la que ha pasado por mi vida, de manera puntual, de manera habitual, de manera continua, los que ya se fueron, los que se han quedado, los que siempre estarán, incluso los que intentas evitar. De todo hay. Compañeros del día a día, compañeros de reuniones, compañeros de viajes, compañeros de discusiones, compañeros de despacho, compañeros de copas, compañeros de campañas, compañeros de tardes de tiendas, compañeros de mareos, compañeros de borracheras, compañeros de cargar cajas, compañeros de camarote.

Lo que yo he vivido en menos de 13 años trabajando allí. Multipliquemos eso por los más de 600 trabajadores que hoy en día estamos en plantilla. Multipliquemos eso por los 100 años de historia del IEO.

A mí me da vértigo.

La primera vez que oí hablar del IEO, yo era una estudiante de 4º de Biología. Un profesor, que más de 10 años después estuvo en mi tribunal de tesis, nos habló del IEO en una clase. Aún tengo los apuntes de lo que dijo. Si en aquel momento me llegan a decir que, menos de un año después, empezaría a trabajar allí, no me lo hubiera creído. Si la primera vez que fui allí a una entrevista me hubieran dicho que, más de 12 años después, seguiría trabajando allí, tampoco me lo hubiera creído. No tengo ni idea de lo que pasará en el futuro, la vida da mil vueltas y nada es seguro, pero si sigo trabajando en esto de la ciencia, seguir en esta institución centenaria no me parece una mala idea. En absoluto.

Gracias IEO por todo lo que me has dado y felicidades.

En este enlace, la nota de prensa del centenario.


4 comentarios:

  1. 100 añitos de Ciencia. A ver si dura, al menos, otros 100 más.

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  2. No, mala idea no parece, no. Felicidades y que sigas tan bien tratada y tan contenta.

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