Por fin he tejido un jersey.
¡Aleluya!
Ya estaba bien de bufandas, gorros y mantas, tenía que dar el paso, lanzarme.
Según cómo se mire, tejer este jersey me ha llevado muchos meses o sólo un par de semanas.
Yo quería tejer un jersey, en concreto éste. Pero…
Pero era demasiado difícil para mi nivel. Y se me fue de las manos. Sí, casi lo acabé, tenía todas sus partes: parte delantera, espalda, mangas. Hasta la capucha y parte del bolsillo delantero. Pero no era lo que yo quería, no era el jersey que yo quería. Tenía muchos, muchos fallos de principiante. No hablo de puntos erróneos o puntos perdidos, aunque de eso también tenía. Pero no había escogido la lana adecuada para este patrón. No había calculado bien los tamaños. No había tomado las medidas correctas. Así que tenía un jersey gigantesco, que pesaba algo así como una tonelada, con muchos fallos que hacían que me dolieran los ojos y que sabía que no me iba a poner nunca. Y tenía que tomar una decisión: o lo acababa o lo deshacía. Y así estuvo, casi acabado, pero sin rematar, durante muchas semanas. Qué digo semanas. Yo creo que pasaron meses. Y un día dije: “Hasta aquí. Bye, bye primer jersey imposible”. Y lo deshice. Porque sabía que hasta que no acabara con él, hasta que no lo deshiciera, no empezaría con otro, no podría dar un paso más.
Y lo deshice.
De eso hace apenas dos semanas. Y en estas dos semanas, transformé en esos metros y metros de lana en un jersey.
En sólo dos semanas.
Tenía claro lo que quería: necesitaba algo fácil de hacer, algo que no me complicara la vida, algo que pudiera acabar en un plazo razonable de tiempo (pero… ¡¡dos semanas!!) para sentirme capaz de retos tejedores mayores.
Así que me sumergí en el libro de We are knitters (“All the happiness in a book”) que me trajeron los Reyes Magos y busqué un patrón sencillo y que me gustara. Y me puse manos a la obra, saltándome otros proyectos que tengo empezados, otras cosas que eran más urgentes.
Y, dos semanas después, salió esto:
Mi primer jersey tejido.
Flipo.
No sólo me cabe, sino que encima me va bien de talla. Ni gigantesto ni diminuto. Me va bien.
Vale, no es perfectísimo. Vale, tiene algunos fallos. Pero son cosas que mejoraré en próximos jerséis, en próximos proyectos.
Ahora está listo, finiquitado, acabado.
Ah, y adoro el punto de arroz. ¿Por qué hasta ahora no había tejido nada con él? No lo sé, pero me encanta. Mucho, mucho.
El jersey sólo tiene una pega: tendré que esperar a que vuelva el invierno para ponérmelo. Y quedan muchos meses. Pero qué remedio.
Poca gente queda ya que sepa hacer algo útil.
ResponderEliminarNo estoy muy segura de que tejer sea muy útil... te aseguro que es más barato comprarte un jesrey que tejértelo. Yo diría que es emocionante y satisfactorio. Además de relajante.
EliminarPuedes ir practicando y me haces uno a mí. Jajajaja.
ResponderEliminarPero, ya sabes, ni cuello alto ni lana que pique jajajajaja.
Te ha quedado muy chulo. :)
Mira que eres difícil, ¿eh? Pero igual algún día te hago uno y todo, sí.
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