domingo, 22 de mayo de 2016

Stop

A veces, hay que parar, hacer caso a la señal de stop.

Aunque vayas a tope, estés hasta arriba de trabajo, de preocupaciones, de cosas por hacer.

Aunque estés a diez días de unas oposiciones, a diecisiete del Festival de Primavera y a sólo dos de otro Festival mini en el que, no sabes aún muy bien como, te ha tocado participar (cuando hace sólo un día ni sabías que existía).

Aún así, aún en circunstancias de esas en las que parece que no tienes ni tiempo para respirar, hay que parar, hay que hacer caso a la señal.

Así que metes cuatro cosas en una maleta, conduces sesenta quilómetros y te plantas en un hotel junto al mar, para pasar una noche de fiesta, música swing y baile con amigos. Y durante unas horas te olvidas de preocupaciones, de trabajo, de todo lo que tienes aún pendiente y, casi (sí, digo casi), de las oposiciones y tu vida se reduce simplemente a eso, a la música. Y a no parar de sonreír mientas bailas.

Porque bailar me hace sonreír. Y, a veces, para poder bailar, hay que hacer caso a la señal de stop. Y parar.

En la foto, la bahía de Pollença, esta mañana, cuando me alejaba de la música y del baile, para volver a la realidad. Y el stop, claro.

Y la música, “Love” de Nat King Cole, porque la oí hace un par de días y mis pies no podían parar.

1 comentario:

  1. Molt bé! Es muy importante desconectar a tiempo, y disfrutar.
    Y ya sabes que "ballar és somiar amb els peus", así que baila tú que puedes, aunque sea swing. 😂😂😂😂

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