Los libros de Khaled Hosseini me han perseguido por medio planeta.
En mi costumbre de visitar librerías en los lugares a los que viajo, siempre me encontraba sus libros. En idiomas que sé leer y en idiomas desconocidos. En lugares destacados de las librerías o en rincones escondidos. Pero siempre estaba ahí, siempre. Y nunca lo compraba. Son los típicos libros que si los veía estando fuera pensaba: (i) que los encontraría en cualquier otro lugar y (ii) que no debería lanzarme a leer en inglés un autor que, aunque muy reconocido, yo no conozco. Así que iba dejando pasar el tiempo, sin llegar a comprarlo nunca.
Y entonces, apareció mi hermana la gafapasta con un regalo en forma de “Cometas en el cielo”. Se lo trajo de un viaje a Barcelona (creo) al que yo no fui. Y me lo leí hace ya algunas semanas. Lo he leído rápido (no como los libros que he leído después, ejem, ejem, que ni acabo ni dejo de leer, ejem, ejem) y con ganas. Me ha gustado mucho, mucho. Es la historia de una amistad entre dos niños de clases sociales muy distintas pero criados juntos, en el Afganistán anterior a la llegada de los talibanes, cómo algunos acontecimientos de aquellos días marcan aquellos días y sus vidas para siempre. Es la historia también del amor paterno-filial y del cariño hacia un país cambiante y no necesariamente hacia mejor.
Después de leer este libro, sé que leeré más del mismo autor. Porque, aunque es una historia bastante dura y triste, con situaciones muy dramáticas, está contada con una gran sensibilidad, sencillez y casi ternura. Y tengo pendiente ver la película basada en esta novela.
Pues ya está. Hicieron bien en perseguirme los libros de Khaled Hosseini por medio planeta. Y me alegro de que, al fin, me hayan encontrado.
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