Hacía mucho, mucho que quería leer este libro. Había oído hablar muy bien de él y, aunque en un principio la biografía del bacalao no es un tema que me atrajera especialmente, había oído tantas cosas buenas que me parecía inevitable leerlo. Tenía, además, ganas de conseguir la versión española del mismo por un motivo tan absurdo como trivial: el pez que ilustra la portada no es un bacalao (Gadus morhua) sino un salmonete de roca (Mullus surmuletus). ¿Por qué en la ilustración de portada de un libro sobre el bacalao aparece un salmonete en vez de un bacalao? Ni idea, pero me parecía algo lo suficientemente curioso como para tener intentar conseguirlo. Pero no fui capaz de encontrar el libro por ningún lado, así que al final opté por comprarme la versión original en inglés. Y sí, en este caso el pez de la portada es un bacalao.
El libro es todo lo interesante que me habían contado e incluso más. Es, ni más ni menos, lo que promete el título: la historia del bacalao, los orígenes de su explotación, el seguimiento científico de su evolución y los problemas que trajo su sobrepesca y muchas otras cosas relacionas con esta especie, desde su biología y etimología hasta su importancia en diferentes culturas, incluyendo muchas recetas de distintos estilos y países.
Además de interesante, es un libro muy ameno. No se me ha hecho pesado en ningún momento, ni siquiera leyéndolo en inglés, aunque admito que la parte final de las recetas me la he saltado alegremente. No sé por qué, me cuesta mucho seguir recetas en inglés. La cuestión es que el libro engancha, entretiene, enseña y hasta divierte. La historia de discretos pescadores vascos e ingleses, capturando bacalao en magníficos caladores en el Atlántico occidental, y trayendo el pescado a Europa ya seco (¿dónde lo secaban? No se puede secar pescado en un barco), insinuando que habían llegado a América antes que Colón es, cuanto menos, encantadora.
Yo soy muy fan del bacalao. Me gusta mucho. Me resulta fascinante que en países como Portugal sea un pez más que deseado y que forme parte de recetas tradicionales en casi todo el Mediterráneo, cuando no hay bacalaos en el Mediterráneo (excepto uno despistado que llegó una vez a mi isla). Después de leer este libro, me declaro aún más fan.
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