En primer lugar, acaba en 13. ¿Cuándo fue la última
vez que un año acabó en 13? 1913. No sé vosotros, pero yo no me acuerdo.
Y el 13 es un número curioso, a mucha gente no le
gusta.
Por ejemplo, en algunos aviones (no estoy segura que
en todos, yo diría que no), no hay fila número 13. Lo juro. Lo he visto con mis
propios ojos. En algún viaje reciente (aunque admito que no recuerdo cuál) me
tocó la fila 14, lo que me permitió descubrir eso que parecía un mito urbano:
no hay fila 13 en los aviones. Al menos en algunos.
Otro ejemplo. En mi viaje a Namibia, estaba en la
habitación 12A del hotel. Me llamó la atención, porque no había habitación 12B
y tampoco había otra habitaciones con la A detrás, pero no fue hasta que me lo
dijo un colega que también estaba en el hotel aquellos días cuando descubrí la
realidad: mi habitación era la número 13. Sólo que en vez de 13, se llamaba 12A
[*].
Total, el 13 es un número curioso.
También la forma en que empecé 2013 ha sido curiosa.
Siempre me he jactado de no salir en Nochevieja y este año salí. Celebré la
Nochevieja de manera diferente a todos y cada uno de los anteriores años de mi
vida: cena con amigos y hermana gafapasta y paseo por nuestra ciudad iluminada,
en esa cálida primera noche de año. Curioso. Y genial, no lo negaré.
Así que aquí estamos, en el primer día de un año
curioso. Sed felices, pasadlo bien. Feliz 2013. O Feliz 2012+1. O Feliz 2012A.
En las fotos, la habitación 12A de mi hotel en
Swakopmund y mi ciudad iluminada en la primera noche del año.
[*] Esto me recuerda a otra habitación de hotel con
número curioso en la que me alojé hace poco más de un año: la número 0. Un
número curioso para una estancia digamos que curiosa, pero eso ya es otra historia.