Estoy en Marsella, una ciudad que no me gusta para participar en un congreso al que no quería venir.
Pero aquí estoy, he venido.
Tengo una presentación de 3 minutos (¡¡tres minutos!!) y un póster que cuenta lo mismo que la presentación (bueno, un poco más).
Encima, soy la moderadora de mi sesión. Veréis qué risas. Hacer una introducción sobre un tema que hasta un rato no tenía ni controlado, vigilar que otros 5 científicos locos sólo hablen 3 minutos de sus locuras científicas y dirigir un debate de otros 20 minutos. Repito: veréis qué risas. Eso será el martes por la tarde. Ja, ja, ja. Si es que me río sola. ¿A quién se le ocurre hacerme moderadora? A alguien que no me conoce, claro.
Esta tarde he ido al lugar de la reunión, para inscribirme y colgar el póster.
Primera sorpresa: han escrito mi nombre mal en la identificación.
Bueno, el real también. Ahora casi me llamo como una mala de Harry Potter. Hmmmm, me mola.
Segunda sorpresa: el lugar donde se celebra el congreso es una pasada, con unas vistas increíbles.
No, si al final también me reconciliaré con Marsella, como ya me pasó con Bruselas.
Tercera
sorpresa: colgando mi póster (que ha llegado sucio y arrugado), me
encuentro a un colega griego, con el que compartí despacho durante mi
exilio cretense, hace cinco años. Genial.
De vuelta al hotel, cuarta
sorpresa: mi reproductor de mp3 (se llama Blauet, porque es azul –blau- y
pequeñito) estaba en el bolsillo de mi cazadora. Ayer tuve un momento
de pánico porque no lo encontraba por casa. Ni ayer ni esta mañana. Así
que me resigné a viajar sin música. Y resulta que Blauet ha hecho todo
el viaje conmigo, en un bolsillo de una cazadora que he llevado en la
mano, tirado por cualquier lado, metido en la mochila, puesto en el
compartimento de equipajes e incluso he llevado encima. Y ni se ha
caído. Y ni me he enterado hasta volver al hotel. Increíble. Y
maravillosa sorpresa.
A ver qué nos depara esta semana. Un congreso
con más de 800 participantes. Supongo que reencuentros con colegas,
estudios interesantes, vida social y disfrutar de esta ciudad que,
cuando la visité por primera vez hace año y medio, no me gustó
demasiado. Ya veremos.
Intentaré actualizar estos días, pero quién sabe cómo irá esto.
Bonne nuit.
¿A quién se le ocurre hacer un congreso cuando hay festivos en medio?
ResponderEliminarA los franceses, supongo. No sé, no es la primera vez que me pasa, pero da un poco de rabia. Además no es una fiesta "improvisada", es bastante común en muchos países. Hace una año, cambiaron una reunión pocas semanas antes de celebrarla porque coincidía con la fiesta del cordero y sabían que si la hacían, no vendrían participantes del norte de África.
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