lunes, 29 de octubre de 2012

Mi hermana es una gafapasta


Porque sólo ella es capaz de coger un avión para hacer una visita relámpago  a Madrid para ver fútbol y ponerse a leer en el Santiago Bernabéu en mitad del partido.

La foto está retocada (por ella) y convenientemente cortada (por mí) para preservar su intimidad.

domingo, 28 de octubre de 2012

Organizando

Cuando te pasas años, muchos años, intentando compatibilizar un trabajo, un doctorado, actividades extraescolares y un poco de vida social, aprendes a organizarte tu vida, sobre todo tu tiempo libre, minuto a minuto. Y con antelación. Sin lugar a la espontaneidad, ni a los planes inesperados.

Hoy es viernes. No tengo planes esta noche. Genial, haré tesis y me iré a dormir pronto. Mañana me levantaré pronto y seguiré. Luego iré a ensayo con el grupo. Después de comer, trabajaré un rato más, porque por la noche tengo una cena. Intentaré que no se haga muy tarde, así aprovecho la mañana del domingo. Luego se hace tarde, claro, y te levantas a las tantas. No pasa nada, aprovecho las dos horas que quedan de mañana para hacer los deberes de inglés y limpiar el baño. Después de comer me pongo otra vez. Y esta tarde no quedo con nadie, así aprovecho más.

O…

Hoy es viernes. Tengo cena. Bueno, no saldré. Bueno, saldré pero no beberé. Bueno, saldré, beberé, pero poco. Bueno, tampoco pasa nada si mañana por la mañana no hago nada. Bueno, me levanto pronto aunque tenga sueño, trabajo por la mañana y ya hago la siesta después de comer. No, mejor que no salga hoy. Bueno, venga, sí que salgo, pero el sábado no, que el domingo tengo excursión y estaré todo el día fuera. Pero volveré de la excursión pronto y trabajaré un rato. Pero no mucho, que si el domingo me voy a dormir tarde, el lunes no soy nadie en el curro.

Y así hasta el infinito.

Ahora, en este estado de extraña felicidad postdoctoral, he descubierto que soy incapaz de olvidar esta rutina de organizar mi tiempo libre al milímetro. Lo voy consiguiendo sí… al menos a ratos. Pero me descubro a mí misma en plan…

Hoy es viernes. Viene gente a casa. Ayer no tuve tiempo de ir a Carrefour. No pasa nada. Después de comer, bajo los papeles y plásticos para reciclar, voy al Mercadona y luego me pongo a preparar la cena. El sábado por la mañana recogeré la casa y haré la siesta, porque estaré cansada del viernes. Y tengo planes para el sábado por la noche. Ir a tomar algo. ¿Cena antes? Tal vez sí pero… ¿por qué no hemos quedado ya para cenar? ¿Por qué lo tenemos que decidir en el último momento? Y el domingo hará malo. No pasa nada. Limpio la casa. Arreglo las plantas. Hago deberes de inglés. Me tumbo en el sofá a hacer el vago. Escribo un poco. ¿Y por la tarde? ¿No tengo planes para el domingo por la tarde? Hm... debería leer el libro de inglés, que voy algo retrasada. Y tengo que poner una lavadora.


Algún día seré una persona normal. Eso espero.

O no.

La foto, hecha con el móvil el otro día en el Palma aquarium, donde fue a una conferencia. Es interesante la vida que existe después de la tesis.


sábado, 27 de octubre de 2012

Sábado

Después de una semana laboral especialmente larga, especialmente complicada y espacialmente estresante, he decidido descargar tensiones con una de esas mañanas maravillosas en las que acabo con tierra hasta detrás de las orejas.

Por fin he sembrado las lechugas. De dos variedades. Pero ya no me acuerdo cómo se llaman (soy una hortelana chapuza).

He separado varios planteles del fresal y puesto en agua otros, para que las raíces crezcan más rápido. Algunos buscan familia adoptiva.

He decidido quedarme un par de fresales, por si la planta-madre sufre alguna desgracia y así no tengo que perseguir a todos los que he donado fresales-hijos para que me los devuelvan.

He sembrado semillas de zanahoria en dos macetas. A ver qué pasa.

He trasplantado el tomillo. Su olor me recuerda a esas maravillosas infusiones antitusivas que me hago cuando estoy mala de la garganta (o sea, ininterrumpidamente del 1 de noviembre al 1 de marzo).

Y he trasplantado un pequeño aloe vera. Una vez esté enraizado, también lo pondré en adopción.

¡Buen fin de semana!









sábado, 20 de octubre de 2012

Proyectos

Cuatro macetas. Vacías. Limpias.


Unos planteles de lechugas. Unas semillas de zanahoria.


Menudo reto.

jueves, 18 de octubre de 2012

Felix

Felix.

Ese señor que el otro día que se lanzó de la estratosfera a la Tierra.

Qué barbaridad.

Lo vi. Sí, lo vi. Lo acabé viendo. Y sólo pensaba “Éste se mata, éste se mata, éste se mata”.

Y no sé mató.

Menos mal.

Se ha dicho bastante sobre Felix. Pero lo mejor que he visto ha sido este video.

Genial.

domingo, 14 de octubre de 2012

En un domingo otoñal cualquiera

Hoy tenía que llover. Las previsiones eran lluvia, lluvia y lluvia. Pero no. En cualquier caso, he aprovechado la tranquilidad de un domingo otoñal cualquiera para organizar el jardín, perdón, el balcón.

He recolectado los últimos pimientos. Y he tirado las 6 plantas que, como buenamente han podido, han crecido en cuatro macetas.

He limpiado el fresal, eliminando hojas muertas y aniquilando todas las cochinillas que he encontrado. Llevo fatal esto de descubrir bichos en mis plantas. Pero fatal. También he revisado los planteles, listos para repartir y he preparado algunas macetas más con nuevos planteles. Es precioso este fresal mío.

He plantado en macetas redondas algunos de los pequeños cactus que cayeron (y/o arranqué) del cactus enorme (y a menudo florido). No sé si sobrevivirán, pero tenía que intentarlo.

He empezado a imaginarme qué voy a plantar este mes de octubre. ¿Quién ha dicho que no hay vida en un huerto urbano en otoño? La hay. Y tengo cuatro macetas enormes vacías. Sueño con zanahorias y lechugas…





viernes, 12 de octubre de 2012

Lluvia

Me encanta el verano. Y siempre me cuesta un poco despedirme de él. Pero oír la lluvia caer con intensidad, oler su aroma fresco y verla rebotar en suelos y tejados es, sin duda, maravilloso.

En la foto, lluvia cayendo esta mañana.

Bienvenido otoño.

jueves, 11 de octubre de 2012

"La isla de los cazadores de pájaros" de Peter May

“La isla de los cazadores de pájaros” es una de las novelas más interesantes que he leído en mucho tiempo. Aúna intriga, tradición y dramas familiares y personales. Es una novela negra, que se inicia con un asesinato en la remota isla escocesa de Lewis, a la que se traslada el detective Fin Macleod. Pero para él no es únicamente un caso de asesinato: acaba de perder a su hijo, su matrimonio se desmorona y el asesinado era un compañero de colegio en su infancia. Así, viajar a Lewis es para él volver a la isla que le vio crecer, toparse de nuevo con su pasado, reencontrarse con viejos amigos, antiguos amores y algunos enemigos, con una comunidad cerrada y tradicional, en un escenario de naturaleza dura y cortante.

Bien pensado, no tengo muy claro que sea una novela negra. Sí, la trama principal es un asesinato, pero esta trama se bifurca rápidamente en varias historias más, en historias del pasado y del presente, en esos dramas familiares y personales que contaba, en el papel que las tradiciones ancestrales juegan en el mundo moderno y en cómo las decisiones que se toman van modelando nuestras vidas.

Me ha gustado todo de esta novela. Los personajes, totalmente creíbles. La descripción de la naturaleza, cruel y atractiva. La historia contada a dos voces y en dos épocas, en capítulos alternos: la época actual, en tercera persona, desde el punto de vista del detective; el pasado, en primera persona por el detective, siendo niño. La manera casi sutil que la historia se tambalea entre el misterio y el drama. También me ha gustado descubrir una tradición totalmente desconocida para mí: el viaje anual que un grupo de hombres de la localidad de Ness realiza a un islote deshabitado, Sula Sgeir, para cazar crías de alcatraz o gugas. Me ha gustado mucho la manera en que esta tradición es tratada: sin obviar las polémicas ecologistas que la rodean, el autor describe no sólo la caza sino la dureza del viaje y de las condiciones de manera absolutamente franca y fascinante. Y no sólo eso: hace que la caza de gugas sea un escenario más de su novela, con una naturalidad aplastante. Después de leer esta novela, estuve buscando información sobre este tema y descubrí la existencia de un documental de la BBC sobre la caza de gugas. No he conseguido verlo, pero hay mucha información interesante aquí.

Por lo visto, éste es el primero de los libros de una trilogía sobre la isla de Lewis. Tengo que conseguir los otros dos. Éste es el blog de Peter May. Y ésta una entrada preciosa sobre la niña real que inspiró el personaje de Marsaili, el amor infantil del protagonista.

lunes, 8 de octubre de 2012

Bruselas

Ya comenté el otro día por aquí que estuve en Bruselas unos días por motivos laborales. La visita me sirvió no sólo para reconciliarme con la ciudad, sino también para reencontrarme con viejos amigos (me sigue sorprendiendo la cantidad de gente que conozco que vive en Bruselas) e incluso hacer un ratito de turista. Un paseo la ciudad, visitando de nuevo Le Grand Place y el Mannenken Pis, algunas compras y unas cuantas fotos.








sábado, 6 de octubre de 2012

Plantas

Estos días, en mi huerto urbano…

Las pequeñas plantas de fresas invaden el balcón, me he quedado ya sin macetas para plantarlas. Algunos estolones han alcanzado otras macetas y alguna que otra plantita comparte maceta con los pimientos. Ha llegado el momento de cortar los estolones y repartir los planteles entre los amigos.

De manera accidental, mientras barría la terraza, el otro día uno de los pequeños cactus cayó de la planta madre. Menuda sorpresa. Con algo de ayuda, cayeron muchos más. Aún tengo que trasplantarlos todos. Confío en que sobrevivan, los cactus son plantas fuertes.

La mayoría de pimientos están ya rojos, así que por fin ha llegado la primera recolección. Doce, ¡doce!, de dos plantas diferentes.


Cuatro mini-rosas adornan el mini-rosal.

Las primeras señales del otoño ya han llegado a mi bosque de Ginkgos. Oh, ¡mis lindos arbolitos! En cualquier momento empezarán a perder sus hojas.

El aloe tiene un pequeñín que debería trasplantar un día de estos.

Y flores, oh las flores, ¡qué bonito regalo! ¡Gracias!