Hace ya unos cuantos años, me embarcaba algunos días al mes en barcos arrastreros de varios puertos de Mallorca. Era un trabajo duro pero muy interesante, parte de un proyecto muy chulo en el que estuve trabajando y cuyos datos, con el tiempo, también formaron parte de mi tesis doctoral. De aquella época, guardo recuerdos muy buenos y bastantes contactos con gente del sector. Con los años, mi trabajo se ha vuelto mucho más teórico y técnico: más horas de ordenador y reuniones y menos horas de mar. Por eso, los días de mar son todo un regalo y, cuando estamos trabajando y veo alguno de los barcos en los que estuve o que conocía de verlos por los puertos, me emociono, al menos un poquito.
En aquella época, un arrastrero de la isla se hundió. Colisionó contra un velero que navegaba sin luces (y yo diría sin mucho control) al poco de salir de puerto (y hoy es un pecio frecuentado por submarinistas). No hubo daños personales, pero a mí me impactó bastante: estar en el mar, en un barco de apenas 20 metros de eslora, en mitad de ninguna parte, da mucho respeto. Yo salía en barcos como aquel cada cierto tiempo (en ese en concreto no) y estar o no a bordo si ocurría algo así era una cuestión de lotería.
Ayer, casi 10 años después de aquel día, se hundió otro pesquero de la isla. De nuevo no hay que lamentar daños personales, pero cuando he oído la noticia me ha hecho recordar, una vez más, el respeto infinito que le tengo, que debemos tenerle al mar. Hace poco más de una semana, la última tarde de campaña estábamos nosotros al garete junto a la isla de Dragonera. Desde nuestra privilegiada situación veíamos a los arrastreros del puerto de Andratx dirigirse a su destino, después de una jornada de trabajo. Me entretuve haciendo fotos y tratando de identificar alguno de los barcos en los que me embarqué hace ya tantos años. Allí, en ese misma zona, se hundió uno de esos barcos. Igual es una chorrada, pero cosas así me siguen poniendo la piel de gallina.
En la foto, arrastreros dirigiéndose al puerto de Andratx, hace poco más de una semana, con la Dragonera al fondo.Uno de ellos descansa en el fondo del mar, en esa misma zona.
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