lunes, 18 de agosto de 2014

"La delicadeza" de David Foenkinos

Compré este libro porque leí en algún sitio que era delicioso. Un tiempo después, Carmen J. utilizó el mismo adjetivo para definirlo y escribió una reseña que me impulsó a ponerlo en el listado que hice por Sant Jordi de este año sobre los libros que quería leer este año (lista que, dicho sea de paso, no llevo del todo mal). Y ahora, aprovechando que estoy leyendo más en papel porque no estoy de viaje, lo he leído.

Cuando llevaba unas pocas páginas, busqué por internet una foto de la portada para ponerla en el blog y fue entonces cuando descubrí que hay una película basada en él, dirigida por el mismo autor del libro y protagonizada por Audrey Tautou. Pero lo sorprendente no es que no supiera que había una película (sí que lo sabía, sale en la contraportada del libro) sino que yo esa película ya la he visto. Concretamente hace dos veranos. Y no es que no la recordara, simplemente la había borrado de mi mente. Intentando recordar fue una película que no me dejó muy buen sabor de boca y, leyendo la reseña que entonces hice, confirmé esos recuerdos. Escribí (textualmente) “no acaba de ser ni una comedia, ni un drama y tiene algún momento que parece que casi se acerca a un lirismo casi irreal, pero no llega a ser ni suficientemente lírica, ni suficientemente irreal, pero tampoco suficientemente real”. Debo admitir, como admití entonces, que cuando la vi estaba enfadada con el mundo en general y con el amor en particular, así que probablemente era la película menos adecuada para ver con mi estado de ánimo.

Así que, después de esto, me enfrenté a la novela con ciertos prejuicios. Por un lado, todo el mundo decía que era una historia deliciosa. Por otro, le tenía cierta tirria por haber visto la película basada en ella en el peor de los momentos. Incluso pensé en no leerla, pero me dejé de tonterías y me la leí. Y sí, es ciertamente una novela deliciosa, que sé que hubiera disfrutado mucho más de no haber visto antes la película, porque ya sabía lo que iba a pasar. Eso no quita el punto lírico que sí que he viso ahora en la historia y que creo yo que en la película no vi por mi cabreo personal.

Ésta es, pues, la historia de una mujer que pierde a su marido y de cómo va superando esa pérdida, cómo encuentra la ilusión cuando cree que la vida ya no la puede ilusionar. Una historia muy sencilla, simple, contada de manera elegante, a veces hasta sutil, a ratos trágica pero también divertida. Una historia redonda, rápida de leer, que te instala una sonrisa en los labios y te hace sonreír. Muy recomendable. Y la película también, aunque en su día no fui capaz de apreciarla.

sábado, 16 de agosto de 2014

Un poco de música

Es curioso lo importante que es la música en mi vida y lo poco que queda reflejada en este blog. Será que mi yo 2.0 no es tan musical como mi yo 1.0 o, simplemente, que tengo la música tan instalada en mi cotidianidad que no pienso en ella como elemento potencialmente narrable. Sea lo que sea, hoy voy a hablar de dos conciertos en los que he estado, uno hace sólo unos días, el otro hace ya varios meses.

Uno de los lugares más emblemáticos de mi ciudad es el Castillo de Bellver y, aunque es un lugar al que llevas siempre a las visitas que vienen de fuera, admito que no voy allí de manera frecuente. Y eso que cuenta con una de las vistas más impresionantes de la ciudad. En verano, es un lugar increíble donde suele haber conciertos, como ya descubrí hace unos años. Pues allí fui hace unos días, a un concierto del grupo O Sister! O Sister! es un grupo sevillano que homenajea la música popular americana de los años 20 y 30, de las épocas doradas del dixie y del swing. Los vi el día anterior en una actuación gratuita, pero aunque les presté bastante atención, ese día estaba más ocupada de bailar (y sobre todo de intentar que no se me parara el corazón con tanto swing y tanto baile). El concierto en el castillo fue maravilloso, entretenido, ameno, divertido y muy bonito. Me parece un grupo muy chulo, con una vestimenta muy cuidada y adecuada a la música. Vale la pena escucharlos y su directo es muy recomendable. Aquí podéis escuchar su música. Y como colofón final del concierto, dos amigos salieron a bailar una canción con ellos. Todo un lujazo.



El otro concierto del que quería hablar fue ya hace unos (cuantos, muchos) meses. Fue en otro lugar maravilloso, el Teatre Mar i Terra, rehabilitado hace unos años. Allí fui a un concierto de Poomse, una banda mallorquina de rock con un toque melancólico que me encanta. Los descubrí en el mismo concierto y me llevé su último álbum a casa, porque es un tipo de música que me resulta muy inspiradora. De hecho, el concierto me resultó tremendamente inspirador, si hubiera tenido allí papel y boli me lo hubiera pasado escribiendo y, de hecho, el concierto fue el catalizador que me ayudó, por fin, a echar fuera algo que hacía ya tiempo que rondaba mi cabeza y con lo que ya había emborronado algún documento de texto (concretamente esto). Aquí podéis escuchar su música y dejo también un vídeo del concierto en el que estuve (¡en marzo! Ya decía yo que hacía mucho tiempo…).


miércoles, 13 de agosto de 2014

Huerto en verano

Hace mucho que no escribo sobre mis plantas, lo que no quiere decir que me haya olvidado de ellas. Bueno, algunos días sí, pobres, con el calor que hace…

No ha sido éste un año especialmente esplendoroso en tomates. Sí, he tenido (tengo aún) muchas plantas, sí, han salido muchos tomates, pero son pequeños, muchos de ellos no parecen querer madurar y, aunque algunos han sido deliciosos, otros han sido muy fibrosos.

De pimientos sólo he tenido una planta y alguno (bueno, uno) ha salido bastante grande, otro no está mal y hay aún dos que están creciendo.

Las fucsias siguen dando flores, pocas, muy pocas, pero son tan, tan, tan bonitas que con que haya una ya me basta.

El fresal ha dado algunas (muy sabrosas) fresas y últimamente crece a un ritmo muy alegre. Incluso ya se está reproduciendo y tiene unos cuantos estolones, que estoy intentando que enraícen en plantas nuevas.

Los tres pequeños cactus que re-adopté de mi maravilloso (y ya desaparecido) cactus gigante van viento en popa. No estaba muy segura de su supervivencia, pero tienen un aspecto maravilloso.

El aloe vera ha sufrido una terrible planga de cochinillas, igual que los mini-claveles. El aloe, tras una limpieza en profundidad y pasar una temporada en la UCI, parece que está libre de la plaga. Los mini-claveles también, aunque en este caso el método de cura fue una poda intensa (pobrecillo). Parece que ahora salen nuevos brotes.

He conseguido averiguar qué le pasaba a una hoja de la orquídea, que tenía una fea mancha negra. Lo averigüé cuando la misma mancha apareció en otra hoja, en una nueva y sana. No es una mancha: es una quemadura. Es lo que pasa cuando tienes la orquídea en la cocina, peligrosamente cerca del tostador. Tengo que tener más cuidado.

El resto, bien, gracias.










lunes, 11 de agosto de 2014

Harry Potter belga

Llevo bastante retraso en mi idea de colgar por aquí todos los ejemplares de mi colección de Harry Potter internacionales. Así que, no nos durmamos en los laureles y vamos a lo que vamos.

Compré la edición en neerlandés del libro en mi primer viaje a Bruselas y, concretamente, en mi primera visita a Brujas. Es otra de esas ediciones de las que no recuerdo nada de la librería en la que lo compré. Sí que recuerdo que, en aquel primer viaje a Bruselas, me quedé un par de días más para conocer la ciudad y alrededores y, en uno de esos días, fui a Brujas (allí volvería tres años después, pero en compañía). Y allí compré el libro cuya portada no he visto, de momento, en ninguna otra edición.


 Harry Potter en de Steen der Wijzen.
 

Brugge (Brujas), Bélgica. Octubre 2011.

domingo, 10 de agosto de 2014

ArtNit

Viernes noche. (El de la semana pasada, ay, ¡qué rápido pasan los días en verano!).

Pueblo perdido en mitad de la isla, al que hace años emigró mi hermana la gafapasta.

Noche de arte (ArtNit la llaman). Una cita ya ineludible en nuestras noches veraniegas.

Pinchos, vinos, pasear por las calles y entrar en casas y locales que se convierten, por unas horas, en galerías de arte.

Encontrar las medusas progenitoras de la que decora mi salón.


El indescriptible show de Cibersheep.

Bichitos que tienen poco de seres vivos.



 Imaginación con la arqueología futurista.


Y, tras la medianoche, fiesta en la plaza.

Primero, Vivian Caoba.

Después, dos djs pinchando música mientras un artista dibuja trazos y palabras en un cuaderno, que son como sueños proyectados en pantalla grande. Qué belleza, cuántas verdades, verdades como puños.





Y, de repente, suena esta canción, “Maria” de Blondie.


Me encanta.

Y en esa noche divertida, un poco loca, en la que me acuerdo mucho de una persona y bastante de otra (en ambos casos, demasiado), me viene a la cabeza la última noche en Creta, hace casi ya 6 (glups) años. Ahora que lo pienso, no fue la última noche, pero sí la última noche de fiesta. En un coche rojo de alquiler, despidiéndome de mi vecino, sonaba esta canción y le conté que a partir de ella, escribí toda una historia. Bueno, aún no estaba (ni está) acabada, pero sí está en mi mente. Y allí, en la plaza del pueblo de mi hermana gafapasta, rodeada de amigos, arte y con algo de alcohol corriendo por mis venas me juré a mí misma que escribiría más, que acabaría todas esas historias que tengo a medio contar, que ya basta de dejar cosas a medias.

La de tonterías que el alcohol te hace prometer.

miércoles, 6 de agosto de 2014

"This Isn’t The Sort Of Things That Happens To Someone Like You" de Jon McGregor

Compré este libro en Tropismes, mi librería favorita de Bruselas, en uno de los (tres) viajes que hice el invierno pasado, aunque no sabría decir en cuál (casi diría que en el segundo). Esta librería tiene una pequeña (pero bien surtida) sección de libros en inglés y, en uno de esos viajes, descubrí este libro. Lo compré por el título: “Este no es el tipo de cosas que le pasan a alguien como tú”. Me pareció un título maravilloso. No conocía de nada al autor, pero con un título tan poético, debía estar bien.

El libro es una recopilación de relatos, de historias muy diferentes, muy variadas tanto en temática como en longitud, desde tan sólo una línea hasta varias páginas. También el estilo es diferente, algunas son divertidas, otras te hacen pensar y otras son profundamente tristes. En general, todas las historias tienen un punto ligeramente poético: me parece que éste es de esos autores que escriben poesía incluso cuando escriben prosa. Y me encanta ese estilo.

En general, me ha gustado mucho, algunas historias más que otras, pero es un autor del que me gustaría leer más cosas. Tiene libros (algunos publicados en español) con títulos tan sugerentes como “Si nadie habla de las cosas que importan” o “Ni siquiera los perros”, así que creo que éste no será el último libro suyo que lea.

martes, 5 de agosto de 2014

Arte en la calle

El otro día, cuando hablé del paseo por Florencia, me olvidé mencionar una cosa que me llamó poderosamente la atención. Es de esas cosas que, aparentemente, parecen una tontería. Pero te llaman mucho la atención y son esos detalles que te quedan grabados de los lugares que visitas.

Por toda la ciudad, encontramos en varios sitios representaciones de obras de arte famosas cuyos protagonistas llevaban puestas caretas de buceo. Me llamaron la atención, supongo que porque todo lo relacionado con el mar me llama mucho la atención, y les hice algunas fotos, divertida.

Hoy mismo, pensando en esta entrada, he estado brujuleando por internet y he encontrado que estas obras forman parte del proyecto “L’arte sa nuotare” (“El arte sabe nadar”) de un artista anónimo, Blub y que se puede seguir a través de Instagram y de Facebook. Me ha parecido un proyecto curioso, divertido, interesante y muy sugerente.

Y es que no todo el arte tiene que estar en museos.