jueves, 3 de enero de 2013

Harry Potter búlgaro

Hace un par de meses conté por aquí cómo se inició mi colección de Harry Potters internacionales en tierras helénicas. Como comenté entonces, en aquel momento, no sabía que estaba iniciando una colección la mar de friki y (supongo) incomprensible para mucha gente. Eso no ocurrió hasta año y medio después.

Todo surgió por un encargo. Mi jefa y yo nos íbamos a Bulgaria a una reunión de trabajo y la que por entonces era nuestra jefa, nos encargó comprarle el libro de “El Principito” en búlgaro, ya que coleccionaba (y supongo que aún hoy colecciona) ese libro en todos los idiomas que puede encontrar. Así, una tarde después de la reunión acabamos en una librería, intentando cumplir el encargo. No fue posible, no lo encontramos. Sin embargo, encontré la versión búlgara de HP y me pareció unas letras tan bonitas, tan impresionantes (y el libro tan barato) que decidí comprarlo. Y decidí copiar aquella colección tan bonita.

Y así es como en realidad comenzó la colección de HP internacionales o, mejor dicho, así es como fui consciente de que había empezado mi colección.

Хари Потър и философският камък.





Varna, Bulgaria. Mayo 2010.

miércoles, 2 de enero de 2013

"La princesa prometida" de William Goldman

Lo bueno de tener un libro electrónico es que consigues libros que difícilmente conseguirías de otra manera. Es lo que me ha pasado con esta novela. Ni sabía que existía y cuando vi que la tenía, decidí que era una buena lectura para mis viajes decembrinos.

Partía con la ventaja de que conocía la película, rectifico, de que me encanta la película, así que muy probablemente me iba a gustar la novela. Efectivamente. La novela es muy, muy similar a la película. Bueno, en realidad es al revés: la película es una muy fiel adaptación de una novela amena, divertida, aventurera, un pelín pastelosa pero sobre todo magnífica. Supongo que se debe a que el guión lo escribió el propio autor del libro. Me ha gustado el libro tanto como la película. Aunque hay algunas diferencias entre ambos. No entre los personajes: tanto los protagonistas como los secundarios son los mismos y están igualmente descritos en ambas, pero por ejemplo en la novela sabemos algo más del padre de Íñigo Montoya, o en la película no aparece el Zoo de la Muerte que sí que está en la novela. Además, toda la parte de la historia actual es muy diferente en el libro que en la película: si en la primera es algo más cruel, cínico e incluso duro, en la segunda es casi mucho más suave, amigable y hasta dulce.

Una novela genial, me ha encantado leerla. Eso sí, tengo un impulso irrefrenable de volver a ver la película. ¡Espero hacerlo pronto!

La imagen (sacada de aquí), no necesita explicación. Si la necesita, léete el libro ya. O mira la peli. [Soy incapaz de ponerle portada a los libros electrónicos, no sé si algún día lo conseguiré].

martes, 1 de enero de 2013

2013


Este año 2013 tiene pinta de ser un año curioso.

En primer lugar, acaba en 13. ¿Cuándo fue la última vez que un año acabó en 13? 1913. No sé vosotros, pero yo no me acuerdo.

Y el 13 es un número curioso, a mucha gente no le gusta.

Por ejemplo, en algunos aviones (no estoy segura que en todos, yo diría que no), no hay fila número 13. Lo juro. Lo he visto con mis propios ojos. En algún viaje reciente (aunque admito que no recuerdo cuál) me tocó la fila 14, lo que me permitió descubrir eso que parecía un mito urbano: no hay fila 13 en los aviones. Al menos en algunos.

Otro ejemplo. En mi viaje a Namibia, estaba en la habitación 12A del hotel. Me llamó la atención, porque no había habitación 12B y tampoco había otra habitaciones con la A detrás, pero no fue hasta que me lo dijo un colega que también estaba en el hotel aquellos días cuando descubrí la realidad: mi habitación era la número 13. Sólo que en vez de 13, se llamaba 12A [*].

Total, el 13 es un número curioso.

También la forma en que empecé 2013 ha sido curiosa. Siempre me he jactado de no salir en Nochevieja y este año salí. Celebré la Nochevieja de manera diferente a todos y cada uno de los anteriores años de mi vida: cena con amigos y hermana gafapasta y paseo por nuestra ciudad iluminada, en esa cálida primera noche de año. Curioso. Y genial, no lo negaré.

Así que aquí estamos, en el primer día de un año curioso. Sed felices, pasadlo bien. Feliz 2013. O Feliz 2012+1. O Feliz 2012A.


En las fotos, la habitación 12A de mi hotel en Swakopmund y mi ciudad iluminada en la primera noche del año.

[*] Esto me recuerda a otra habitación de hotel con número curioso en la que me alojé hace poco más de un año: la número 0. Un número curioso para una estancia digamos que curiosa, pero eso ya es otra historia.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Adiós 2012

Hoy se acaba 2012.

Hoy se acaba el año en el que terminé la tesis y me convertí en doctora. Es increíble resumir en una frase, en tan sólo una palabra (doctora) muchos, muchos años de trabajo. Poco a poco soy consciente de los cambios que en mi día a día han significado este paso. Cambios personales, porque a nivel laboral no ha sido más que una anécdota. Ahora tengo más tiempo libre. O mejor dicho, ahora invierto mayor cantidad de mi tiempo libre en estar con mi familia y amigos, en leer, en ver películas y series, en escribir, en disfrutar y vivir un poco más como a mí me gusta. Despacito. Disfrutando. Saboreando.

Hoy se acaba el año en el que mis padres sufrieron varias operaciones oculares, de distinta importancia y gravedad, pero todas de final feliz. Es maravilloso sentir los finales felices en la salud de la gente que quieres.

Hoy se acaba el año en el que salté en camas elásticas, monté a caballo, jugué a vóley playa, me apunté a clases de Bollywood, suspendí (y repetí) inglés, aprendí a hacer makis y galletas veganas y recibí la mejor felicitación de cumpleaños que he visto en mi vida.

Hoy se acaba el año en el que pinté una pared de color verde, compré un armario y un mueble de comedor nuevos y cumplí los 35.

Hoy se acaba el año en el que mis ginkgos crecieron sin parar, en el que planté fresas, tomates, pimientos y lechugas y sembré zanahorias y albahaca.

Hoy se acaba el año en el que me rompieron el corazón, en el que me sentí incapaz de recomponerlo, en el que aprendí a convivir con la tristeza infinita y en el que descubrí una mirada capaz de hacerme olvidar pero que dejé marchar.

Hoy se acaba un año en el que cogí más de 30 aviones para volver a lugares conocidos o viajar a lugares nuevos, incluso tan lejanos que están en el Hemisferio Sur y repetí afición por aeropuertos alemanes (en serio, alguna vez tendría que viajar a Alemania para ver qué hay más allá de sus aeropuertos).

Hoy se acaba un año de 366 días. Los ha habido buenos y no tan buenos, los ha habido geniales y no tan geniales. Pero creo, supongo, me gusta pensar que los repetiría todos y cada uno de ellos. Tal vez cambiaría alguna cosa, mejoraría otra o, al menos, intentaría vivirlos aún con más alegría. Sí, algunos directamente los eliminaría de mi vida. O no. Porque incluso de esos días, he aprendido algo.

Sed felices. Hoy. Recordando las cosas buenas vividas en este año, superando las cosas malas sufridas en este año. Y sed felices mañana. Y todos los días del año nuevo que empieza.

Adiós 2012. Fue un placer.

En la foto, viendo el mundo a lomos de un caballo, en una mañana fría, ventosa y soleada de este otoño.

domingo, 23 de diciembre de 2012

23D

El 23 de diciembre es un día raro. Ya estamos con el chip navideño, pero aún no es Navidad. Ya sabemos que no nos ha tocado la lotería, pero aún tenemos ilusiones. Este año, además, ya sabemos que no se ha acabado el mundo. Y cae en domingo.

Así que es un día raro.

Y pensé que igual era un buen día para compartir una comida con amigos. Porque ya casi es Navidad. Porque aunque no nos ha tocado la lotería, somos felices. Porque no se ha acabado el mundo. Porque ya tengo 35. Y porque siempre es estupendo tener una excusa para reunir amigos en casa.

Y decidí que era un buen día para sorprenderles con un bizcocho-pez que no hace mucho alguien compartió en facebook y que podéis ver aquí arriba. Su nombre científico es Pececitus lacasitus.

Pero ellos me han sorprendido a mí mucho más que yo a ellos.

Todo empezó, aunque yo no lo sabía, cuando una amiga colgó en mi muro de facebook esta felicitación bollywoodiense de cumpleaños.

Me sorprendió notablemente, me divirtió notablemente, me encantó notablemente.


Lo que yo no sabía, lo que yo no imaginaba, ni mucho menos sospechaba, es que decidieron reconvertir esa (llamémosla) peculiar felicitación de cumpleaños en una felicitación mucho más sorprendente, personalizada y fantástica.

Así que aquí os presento la mejor felicitación de cumpleaños que he recibido en mi vida. Disfrutadla, compartidla y ayudadme a conseguir el millón de visitas que les he asegurado alcanzarían.

¡¡Gracias chicos!!