miércoles, 28 de agosto de 2013

Varias pelis

Hoy toca escribir sobre varias películas que he visto en los últimos tiempos.

Vi por primera vez “Alas de mariposa” de Juanma Bajo Ulloa hace bastantes años y me encantó. Como no la recordaba demasiado, la volví a ver el otro día y me volvió a gustar mucho, tal vez no tanto como la primera vez, pero sí que me impactó como entonces. Es una historia tan fascinante como terrorífica: la obsesión de una madre por dar un hijo varón a su esposo (algo de lo que éste pasa olímpicamente) y como esa obsesión afecta a la primera hija de la pareja y a toda la familia. Dura y terrorífica, sí, pero vale la pena verla, mucho. Ojalá JB Ulloa hiciera más cine.

“La guerra de los mundos” de Byron Haskin es la adaptación de 1953 de la novela de H.G. Wells. Leí la novela hace tiempo y me encantó. También vi la versión de cine de 2005 de Steven Spielberg protagonizada por Tom Cruise y me dio mucho miedo, por eso sentía curiosidad por ver la versión antigua. La historia ya es conocida: extraterrestres llegan a la tierra con fines poco amistosos. Sin embargo, hay muchas diferencias en esta versión respecto al libro y también respecto a la versión de 2005. La principal, para mí, es que ésta es una película de ciencia-ficción, mientras que la de Spielberg me parece un film casi de terror (algún día hablaré sobre esa desviación que hace la ciencia-ficción hacia el terror en los últimos tiempos). Esta versión de 1953 me parece curiosa, con efectos especiales propios de la época, nada espectaculares pero sí dignos. Ah, y su protagonista, Gene Barry, me parece mucho más interesante que Tom Cruise. Y por lo visto apareció en la versión de 2005 (cosas como ésta hacen que adore irremediablemente a Spielberg).


No recuerdo si había visto ya “La chica de rosa” de Howard Deutch. Supongo que sí, porque es una de las comedias románticas más famosas de finales de los 80. Es la historia de una jovencita (Molly Ringwald) que se enamora de un niño bien (Andrew McCarthy), con todos los problemas que eso les conlleva. La típica tontería de finales de los ochenta que hacía las delicias de los adolescentes, así que no hay que esperar mucho más de lo que hay. Me encantó ver a Andrew McCarthy (me encanta) tan jovencito, y también a James Spader y a Jon Cryer (uno de los protagonistas de “Dos hombres y medio”). Entretenida para una tarde tonta.

Cuando volví de Dublín y Belfast, me hice un listado de películas rodadas por esas tierras o sobre la historia de Irlanda y entre ellas estaba “El viento que agita la cebada” de Ken Loach, protagonizada por Cillian Murphy (un tipo que me parece muy, muy turbador, y que me encantó en “In Time”). El otro día la hicieron por la tele, así que aproveché para verla. Es la historia de un joven médico irlandés que decide abandonar su carrera para combatir contra las tropas británicas en los años 20, luchando por la independencia de Irlanda. Me gustan estas historias con trasfondo histórico, en las que ves cómo la Historia afecta las vidas de la gente y cómo la gente interviene en la Historia. Es una historia dura, amarga, pero muy bien contada (ganó la Palma de Oro en Cannes), que muestra lo que la gente es capaz de hacer por sus ideales, por sus derechos y por sus principios, por encima incluso de sus propios sentimientos. Este tipo de historias me parecen muy difíciles, muy dura, pero la verdad es que la película vale la pena.




martes, 27 de agosto de 2013

Asturias

Me fui a Asturias a coger aire casi a regañadientes. Yo me imaginaba un mes de agosto feliz y tranquila en mi casa, sin viajes, sin aviones, sin barcos y al final me dejé llevar y acabé en un viaje familiar a la tierra de la que mi madre es oriunda, a la tierra en la que veraneé tantos años de mi infancia, a la tierra que no visitaba desde hacía 12 años. Tanto.

En Asturias visité Gijón, Candás, Luanco, el cabo de Peñas, Ribadesella, Nueva, la playa de San Antonlín, Oviedo, Lastres, Colunga, Tazones, la Ría de Villaviciosa, la playa de Salinas y Cudillero. Igual algo más, aunque creo que no. Y a algunos familiares y amigos, claro.

En Asturias comí almejas a la plancha, rodaballo a la plancha, fabes con almejas, chorizo a la sidra, churros con chocolate, fabada, chipirones fritos, zamburiñas a la plancha, pulpo a la gallega, escalopines a la sidra, tortilla de bacalao, mejillones a la marinera, tortilla, gambas, bonito a la sidra, arroz con leche, zamburiñas a la plancha y alguna otra cosa que seguro que he olvidado.

En Asturias bebí sidra.

De Asturias hemos traído queso afuega’l pitu, queso cabrales, fabes, compango, sidra, carballones, casadielles, boyus preñaos, empanada y escanciadores eléctricos. Y una chaqueta-cazadora verde preciosa.

Ah, y en Asturias hice fotos. Unas cuantas. Ahí van algunas.














lunes, 26 de agosto de 2013

"Una vacante imprevista" de J.K. Rowling

Creo que ya es conocida mi afición por Harry Potter (HP), así que era inevitable que me leyera la primera novela para adultos de su autora, J.K. Rowling. Mi hermana-gafapasta, como buena hermana mayor conocedora de su hermana pequeña, me regaló esta novela por Navidad pero ha sido ahora cuando por fin la he leído.

“Una vacante imprevista” cuenta el día a día de un pequeño pueblo inglés, Pagford, tras la repentina muerte de uno de sus habitantes, Barry Fairbrother. La muerte de éste deja la vacante de la que habla el título en el concejo parroquial y sirve de excusa para presentar a toda una serie de personajes cuyas vidas se entrecruzan de algún modo con el fallecido y como su muerte les va afectando.

Sinceramente, esta novela no me ha entusiasmado como cualquiera de los libros de la saga HP. Me costó mucho arrancarla, sobretodo porque la empecé antes de pasarme un mes sin libros, así que la dejé a medias. Los primeros capítulos de familiarización con los principales personajes se me hicieron un poco cuesta arriba: no me aportaban demasiado. Este es un libro para leer seguido, no a ratos como yo suelo hacer muchas veces. Quiero decir, no es un libro pesado ni aburrido, pero es un libro con poca acción, de esos que agradecen que les dediques un par de horas seguidas para tener la sensación de que avanzas. Porque yo hasta bien entrada la mitad del libro, no tuve la sensación de que avanzaba. De hecho, cuando llevaba más de medio libro y echaba la vista atrás pensaba “¿Y sólo ha pasado esto y esto?”.

Otra cosa que no me ha gustado demasiado es que se etiqueta al libro como “una comedia negra”. A mí no me ha parecido comedia en absoluto. Es una historia realista, de un pueblo, de sus gentes, de las relaciones que se establecen entre ellos, de sus vidas personales y de cómo una muerte repentina altera la vida de sus habitantes, de diversas maneras. Yo no le he encontrado el punto de comedia por ningún lado. Al contrario. Me ha parecido un libro con un punto triste, gris, bastante pesimista y poco esperanzador.

No quiero ser demasiado crítica: en realidad la novela me ha gustado, sólo que me esperaba otra cosa, no otra historia pero sí una narración más dinámica, que me enganchara al principio como finalmente lo hizo casi al final. Digamos que me ha gustado pero que no me ha encantado. La recomendaría, pero con precaución. Eso sí, leeré los siguientes libros de J.K. Rowling. Seguro.

domingo, 25 de agosto de 2013

Harry Potter turco

Hoy toca una nueva entrega de frikismo Harry Potter: la versión turca del primer libro de la serie.

Lo compré en un viaje de trabajo en Estambul, ciudad alucinante a la que me fui dos días antes para descubrirla. Tengo buenos recuerdos de aquellos días, aunque no recuerdo cómo encontré el libro ni en qué librería lo compré. Pero me encanta la edición, flexible y agradable, y las extrañas palabras que lo llenan. Como curiosidad, la imagen de portada es la misma que el HP búlgaro.

Harry Potter ve Felsefe Taşı


 Estambul, Turquía. Octubre 2010.


viernes, 23 de agosto de 2013

La supervivencia de las plantas

Una de las cosas que me preocupaba de irme una semana a orillas del Cantábrico a coger aire eran mis plantas. En mis frecuentes viajes laborales, mis padres (bueno, mi padre-MacGyver) se encargan de ellas, pero esta vez el viaje era familiar, me iba con ellos, así que había un pequeño problema que resolver. Como las tomateras ya estaban en las últimas, simplemente decidí acabar con ellas (recolectando antes los 3 tomatitos casi verdes que quedaban). Pero aún así, había muchas plantas que regar y no podía obligar a mi hermana la gafapasta (que vive a 40 Km) a pasar cada día.

Después de una pequeña búsqueda por internet, decidí probar con un sistema de riego automático casero. Así, coloqué un cubo de agua encima de unos estantes metálicos de Ikea (sobre los que normalmente reposan todas mis macetas, para evitar que el suelo del balcón se humedezca en exceso) y, alrededor del cubo, las plantas que necesitan riego diario (ni los cactus ni el aloe). Compré en la mercería del barrio, en la que me surto de lanas para tejer, de hilo grueso 100% algodón, lo humedecí e introduje un hilo en la tierra de cada maceta. Para evitar que los hilos se movieran, agujereé una botella de agua mineral por la parte inferior e introduje ahí los hilos. El montaje quedó talmente así:



También preparé un segundo set de riego automático casero en la galería, para regar los Ginkgo biloba, los baby-ginkgos (algún día hablaré de mi proyecto “Pon un ginkgo en tu vida”) y alguna otra planta que tengo en la galería. Como había acabado el hilo grueso, cogí uno que había comprado hace tiempo, también 100% algodón, y le di varias vueltas, para aumentar su grosor. El segundo montaje quedó así:




Y funcionó.

Sí, el sistema de riego automático casero funcionó.

Eso sí, es mejorable, pero funcionó.

Mi hermana-gafapasta pasó a controlar el tema a mitad de semana y rellenó el agua del montaje número 1. También detectó un exceso de agua en el montaje número 2. El montaje número 1 fue un verdadero éxito: eso sí, hay que regular bien la cantidad de agua que las plantas necesitan. En mi caso, el cubo de agua no duraría más de 4 días, ayer por la tarde lo encontré casi vacío. Pero con todas las plantas vivas. El montaje número 2 tuvo dos problemas: por un lado, dejé sin base dos macetas con agujeros, por eso había agua por todo. El segundo problema es que los baby-ginkgos absorbieron demasiada agua y las macetas sin agujeros (es decir, los culos de botellas de agua vacías) estaban encharcadas. He trasplantado los baby-ginkgos a tierras más secas, pero no creo que sobrevivan.

En cualquier caso, estoy contenta de cómo ha funcionado todo. Mis plantas pueden sobrevivir sin mi continua presencia. Y hoy he cosechado algunos frutos: un pimiento y varias mini-zanahorias. Vale, las zanahorias son diminutas, lo admito, pero eso ha sido un error mío al intentar reutilizar tierra ya usada, sin abonarla antes. No volverá a pasar.


jueves, 22 de agosto de 2013

He vuelto

Después de una semana cogiendo aire a orillas del Cantábrico, he vuelto.

Y hasta el lunes, no vuelvo al curro, así que hasta entonces procuraré no pensar en todo lo que se me viene encima.

La foto, en Cudillero (Asturias), ayer por la tarde.

jueves, 15 de agosto de 2013

Coge aire

Una noche cualquiera de verano, paseando por tu ciudad, te encuentras con esto:



Y, cuando menos, te hace pensar. Y agradeces que aún haya gente cuyas iniciativas te hacen pensar.

Así que voy a hacer caso y me voy a coger un poco de aire.

Yo no quería, lo juro.

Yo quería pasar mis vacaciones en mi isla, en mi casa, con mi gente, disfrutando un poco de lo que el resto del año no suelo disfrutar tanto como quisiera. Y dejar listas algunas cosas marujiles antes de que la vorágine viajera post-verano me consuma.

Pero no. Me voy.

Sólo es una semanita. Pero es mi primer verano sin una tesis doctoral que escribir, así que es mi primer viaje en muchos, muchos, pero muchos años sin portátil encima.

No me lo puedo creer.

Hasta el último minuto he dudado. ¿Me llevo el portátil? Si es pequeñito y pesa poco…

Pero no.

Me voy de vacaciones.

A coger aire.