Ayer acabé este libro mientras esperaba a que el otorrino me confirmara que tengo anginas y me recetara suficientes porquerías químicas que me aseguren que la semana que viene podré seguir haciendo vida normal de adulta. Porque las anginas son una enfermedad infantil. Y tener anginas a los 35 es una putada. Sobre todo cuando te las quitaron cuando eras una mocosa y sólo te dejaron unos restos al fondo de la lengua. Pero de vez en cuando se te inflaman y te ponen a 38º y pico. Como les pasa a los críos, vamos. Pero eso es otra historia.
Es el segundo libro que tengo que leer en clase de inglés. Es curioso que lo haya leído, porque ahora mismo no sé si voy a acabar el curso de inglés. Llevo dos meses sin ir a clase (por motivos varios, viajes incluidos) y no sé si tengo energía para retomarlas. Pero eso también es otra historia.
Compré el libro por internet y, curiosamente, me reencontré con él en una pequeña librería en Dublín, justo enfrente de Trinity Collegue. A un precio mucho más barato, claro. A la vuelta decidí empezar a leérmelo, independientemente de lo que pasara con mis clases de inglés.
Al igual que el curso pasado (soy repetidora), el segundo libro lo podíamos escoger de un listado que nos pasó el profe. Y, al igual que el año pasado, escogí uno que el profe me aseguró que era “funny”. No es que tenga especial predilección por los libros de humor pero leer en inglés me cuesta, así que necesito leer algo que me entretenga y atraiga. Aunque el libro anterior, “Brave New World”, me gustó, fue un libro difícil de leer, me costó bastante y necesitaba algo más positivo, vitalista y alegre.
Así que escogí éste. Y me lo he leído. Y me ha gustado mucho, así que lo recomiendo, en inglés, en castellano o en el idioma que sea. No me ha costado leerlo en inglés, el lenguaje es sencillo y la historia es muy amena y entretenida, aunque también te da que pensar.
La breve historia sobre los tractores en ucraniano es el libro que está escribiendo Nikolai, un inmigrante ucraniano que vive en Reino Unido, viudo de 84 años. Dos años después de enterrar a su mujer, comunica a sus hijas que se va a casar con Valentina, una divorciada ucraniana de 36 años. Suponiendo que no es una boda por amor y temiendo que Valentina se aproveche de su padre para obtener la ciudadanía británica, sus hijas Vera y Nadia, enfrentadas tras la muerte de su madre, deciden unir fuerzas para luchar contra el huracán Valentina.
La historia es genial, divertida y amena. Los personajes, tanto los protagonistas como la multitud de secundarios, están bien definidos y tienen un papel muy claro en la historia. Pero además de una historia sobre las relaciones humanas, el libro es una reflexión sobre el paso del tiempo, sobre la edad, sobre hacerse mayores. Y además es una historia sobre la Historia de Europa, en especial de Europa del este, narrada desde los recuerdos de algunos de sus protagonistas, de la historia de sus antepasados, de guerra y de campos de concentración. Es una novela muy positiva y agradable, pero también es una pequeña lección de historia. Ah, y sobre tractores.
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