Tenía muchas esperanzas puestas en este libro. Hacía tiempo que había oído hablar de él e incluso mi hermana la gafapasta lo tiene en papel, aunque yo he leído la versión electrónica. La temática me atraía: un grupo de mujeres que se reúnen de manera más o menos casual, más o menos programada una vez por semana, en una tienda de lanas. La verdad es que desde que he empezado a darle a las agujas, me interesa el tema “lanudo” en general. Y las historias femeninas, bueno, me gustan. De hecho, leyendo los primero capítulos, me emocioné un poco. Tanto, que le recomendé a mi madre que se lo leyera y obligué a la gafapasta a que le dejara la versión en papel.
Y, la verdad, me he quedado un poco decepcionada.
No es que sea un mal libro, sólo que me esperaba más. La historia no está mal, pero me parece floja. Los personajes están bastante bien, pero me han parecido bastante descafeinados. Incluso los secundarios, que suelen ser el punto fuerte de estas historias casi corales, parecen diluirse para mayor gloria y encumbramiento de su protagonista. Y para rematar, ese giro dramático, trágico final, le sobra totalmente, se lo podían haber ahorrado. Vale que me hizo soltar alguna lagrimita, pero es el típico final que sientes que te están manipulando para que lloriquees, no lo sientes como parte natural de la historia.
Ya me arrepiento de habérselo recomendado a mi madre.
Por lo visto esta novela tiene continuación en otras dos aunque, la verdad, no me atraen especialmente. No están del todo mal como lectura de avión y aeropuerto, o incluso como historia para leer en la playa, pero no estoy muy segura que las vaya a leer.
Como lado positivo, hay una descripción de cómo realizar trozos de labor para crear una manta a fragmentos que puede, tal vez algún día ponga en práctica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario