martes, 21 de mayo de 2013

CocheCapricho


Como ya conté aquí, tengo coche nuevo, CocheCapricho, el coche que siempre he querido, del color que siempre he querido: un Volkswagen Polo de color rojo.

Ha sido una evolución casi natural, pasar del Citroën al Volkswagen, algo así:


No, en serio. Me he sentido cómoda en CocheCapricho desde el primer minuto que salí con él del concesionario. Es un coche maravilloso de conducir, lo encuentro muy confortable y, simplemente, me encanta.

Y el color, ¡oh, el color! Rojo. Me encanta el rojo. Me chifla el rojo. Rojo Flash, se llama. Qué más da. Es rojo y me encanta.

El otro día, mirándolo de lejos pensé en lo bonito que era (¡Es taaaaan guapo!) y no me podía creer que fuera mío. Aún no me lo creo mucho.

Ya he superado el terror de conducirlo el primer día; sólo pensaba “por favor, que no pase nada…”. Más que nada, porque me hubiera dado una vergüenza infinita admitir que lo había estrellado el día que lo estrenaba. Ahora sigo sintiendo terror porque le pase algo pero, no nos engañemos, algún día será el día del primer rallajo, del primer golpe, del primer susto. Pero intentaré asumirlo con tranquilidad (¡ja!).

Eso sí, mi tortuguita que estaba en mi viejo ZX también forma parte del Polo. Tampoco hay que ser demasiado radicales con los cambios.

En fin, pues aquí está, CocheCapricho. Se parece mucho (mucho) al de la portada del catálogo del modelo. Pongo esa foto, porque aún no tengo ninguna decente del coche entero.



2 comentarios:

  1. ¿Y sabes quién compró esa tortuguitaaaa? :)

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    1. Yes! Usted, señorita! No te quejarás, que es de lo poco que ha pasado de un coche al otro.

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